El Pachijal es un paraíso escondido. Para llegar a él hay que caminar una hora y media por una pendiente de tierra y piedras, pero cuando el suelo está mojado por la lluvia, la caminata se complica: la tierra se transforma en lodo y las piedras se hacen resbalosas.
Por medio de una tarabita de 40 metros construida hace seis años, Mariano Muñoz ingresa a la reserva La Guaña, una propiedad de 46 hectáreas que forma parte de la subcuenca del río que rodea 15 882 hectáreas de Nanegalito, Gualea y Pacto.
El sonido de los árboles, que forman un bosque primario de hasta 2 360 metros sobre el nivel del mar, acompañan a Muñoz hasta la orilla del Pachijal, donde construyó una mesa y cuatro sillas de madera para admirar el río.
Muñoz tiene 60 años y desde hace cinco es inspector honorífico de la Secretaría de Medio Ambiente: su trabajo es cuidar al Pachijal desde su propiedad.
Para Muñoz, este lugar es su segundo hogar. Puede pasar el día admirando el movimiento de las aguas cristalinas y explicando a sus nietas, Micaela, de 12 años, y Melissa, de 9, la importancia de su cuidado. Para el inspector, la educación generacional es primordial para que el río se conserve en el futuro.
Las aguas del Pachijal sirven como una cadena de bienestar. En el río viven peces considerados como especies raras, pero también otras más conocidas. Entre su variedad se encuentra guaña, mojarra, barbudo, sardina, zabaleta, zabala, preñadilla y lisa. El Pachijal es una fuente de alimento para la comunidad.
En el 2012, el río y su entorno fueron declarados como área protegida y de uso sustentable por el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, a través de su Secretaría de Ambiente.
La declaración se realizó a base del cumplimiento del capítulo VIII de la Ordenanza Metropolitana 213 que establece la protección del patrimonio natural.
El interés de Muñoz es promover un modelo de desarrollo que concuerde con las necesidades de la población y el manejo sustentable de los recursos naturales. Por eso, se puso énfasis en los mecanismos apropiados de pesca y el consumo del alimento.
El inspector colocó un letrero en la entrada de su reserva: “Prohibida la pesca con motor, dinamita y electricidad”. La pesca está permitida con atarraya y anzuelo. Cuando se pesca, el inspector informa la veda de las especies según la época del año.
Para que el Pachijal se mantenga libre de impurezas, Muñoz enfatiza la prohibición de la tala de árboles cerca del río y el impedimento de ingreso del ganado.
Si el agua del Pachijal se mantiene limpia, todos los seres vivos que lo rodean también. Según el inventario del inspector, en el río hay árboles de más de 200 años como el Sandy, uno de los más caros en la industria maderera.
En el lugar hay más de una veintena de madera fina como el roble y la caoba, más de 42 especies de mamíferos (11% del total registrados en el país) y 115 aves, cuyas especies representan el 22% del registro en el Distrito Metropolitano de Quito.
Los animales viven en el bosque nativo que bordea el Pachijal. Los árboles se abastecen de la humedad proveniente del río. Para que esto continué así, el inspector propone una mayor participación de las entidades gubernamentales y colaboradores que estén alrededor de la orilla, velando contra el desecho de residuos.
Muñoz tiene problemas en su rodilla. Por más que lo desee, no puede bajar y subir al Pachijal todos los días. Con esfuerzo lo hace una vez a la semana. Sus nietas han aprendido su legado. En su corta edad ya identifican la flora y la fauna del entorno, que se distribuye entre los 500 y 2 400 metros sobre el nivel del mar.
Cecilia Pacheco / Secretaria del Ambiente (e)
‘Las aguas del Pachijal protegen la diversidad’
La subcuenca del río Pachijal, además de ser un área de importancia para la conservación en términos de biodiversidad, es una reserva de agua cuya importancia estratégica está en la cantidad de agua que produce (44 l/s/km²). Para efectos prácticos, es similar a la demanda actual de agua que requiere Quito para consumo global de la población capitalina.
Además, forma parte de la red de Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (IBA), una corporación que protege sitios claves para las aves globalmente amenazadas, de rango restringido y congregatorias. Así, la biodiversidad se defiende con los esfuerzos conjuntos de organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y el público.
La importancia del río es que bordea el interior de siete comunidades: San Sebastián, Miraflores, Las Tolas, San José, El Triunfo, San Francisco de Pachijal y Pachijal, lo cual permite tener un manejo de los recursos naturales muy inclusivo y se convierte en una herramienta que facilita la implementación de políticas públicas en este territorio.
Mariano Muñoz, en el 2008, solicitó a la Secretaría del Ambiente la declaratoria de su propiedad como área protegida. El 10 diciembre del 2009, luego de una visita a su propiedad (reserva La Guaña) se concluyó técnicamente que dada la importancia hídrica y biológica de la zona, la declaratoria debía no solo abarcar esta propiedad sino ampliarse a todo el sistema hídrico que comprende el río Pachijal.
El área tiene 15 882 hectáreas dentro de las cuales existen remanentes importantes de bosque montano y piemontano en las parroquias de Pacto, Gualea y Nanegalito. De hecho, hay especies que son consideradas como únicas dentro de la zona.
Después de varios estudios se ha determinado que en el área existen 42 especies de mamíferos, 115 especies de aves, 17 de anfibios, 13 de reptiles y nueve especies de peces.
Justamente por eso fue declarada como área de conservación y uso sustentable (ACUS) a través de la Secretaría del Ambiente.
Muñoz, quien ha sido declarado inspector honorario del río Pachijal, ha sido un actor fundamental para la declaratoria del área. Su presencia es clave para los procesos de conservación y fortalecimiento de las capacidades locales que el Municipio del Distrito Metropolitano estará impulsando desde la Secretaría del Ambiente a partir del 2013.
Legislación
Es un derecho y se prohíbe privatizarla
La Constitución al agua. El artículo 12 dice que el derecho humano al agua es fundamental e irrenunciable. “El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida”.
Y el 411 especifica que el Estado garantizará la conservación, recuperación y manejo integral de los recursos hídricos, cuencas hidrográficas y caudales ecológicos asociados al ciclo hidrológico. Se regulará toda actividad que pueda afectar la calidad y cantidad de agua y el equilibrio de los ecosistemas, en especial en las fuentes y zonas de recarga de agua. La sustentabilidad de los ecosistemas y el consumo humano serán prioritarios en su uso y aprovechamiento.
Redistribución
Ecuador tiene poca capacidad hídrica
Ecuador es el país con menor capacidad hídrica de la Región Andina. Así lo asegura David Reyes, de Acción Ecológica.
Explica que el mayor problema en el país es la contaminación y la mala distribución o acaparamiento del agua hacia sectores energéticos y monocultivos. Más del 70 % del volumen de agua está concesionado al sector hidroeléctrico.
Para solucionar este problema, Reyes aconseja realizar un diagnóstico socioeconómico y ambiental de la situación del agua, revisar las concesiones de agua, analizar su redistribución. “La nueva ley de aguas debe aprobarse con las propuestas y sugerencias de los sectores sociales organizados en donde hay nudos críticos”, sugiere Reyes.
LA FRASE
El entorno del río Pachijal posee el 22% de las especies de aves del Distrito Metropolitano.