El ballet folclórico Pacha Samy es uno de los referentes culturales con sello de Santo Domingo. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO.
Los chagras, saraguros, otavaleños y tsáchilas son la esencia en las obras del ballet folclórico Pacha Samy. Los 25 integrantes del grupo, entre ellos adolescentes y jóvenes de 13 a 25 años, encarnan a estos personajes a través de danzas y bailes ancestrales.
Para ellos esta es una forma de mantener viva las culturas autóctonas del país y también un tema de relevancia, porque está a cargo de chicos que están fuera del entorno de los nativos.
Este mensaje es el que precisamente entregan a todos los lugares que acuden y que les ha hecho merecedores de galardones por ser referentes culturales en el Ecuador. Incluso, la Casa de la Cultura Ecuatoriana les entregará un reconocimiento al mérito cultural en el marco de su fecha de aniversario (21 de junio).
Pacha Samy se encuentra en su gira nacional XVIII y la ocasión es aprovechada para rememorar su trayectoria que empezó en el 2012 en Santo Domingo de los Tsáchilas. El director del grupo, John Jumbo, cuenta que el camino no ha sido fácil, pero que el esfuerzo les deja satisfacción.
Así, por ejemplo, recuerda que para materializar las ocho obras que tiene el conjunto tuvo que adentrarse en la cotidianidad de los nativos, aprender sus actividades, fijarse en sus formas de sentarse, de ingerir los alimentos y sus movimientos en el baile. Es por esta razón que el estudio de las costumbres y la puesta en escena de cada obra toma en promedio cuatro meses.
Eso implica una jornada de fuertes ensayos de tres horas diarias durante cuatro días a la semana. La asesoría externa es un detalle primordial para consolidar las danzas e historias que se compaginan con la música ancestral y sonidos de instrumentos de percusión.
Maira Aguavil es nativa de la nacionalidad Tsáchila, de Santo Domingo, y quien colabora detrás del telón para que la obra referente a su etnia se adapte a las originales.
Aguavil comenta que al principio los chicos no podían sincronizar los pasos y movimientos circulares del baile de la marimba. Con el tiempo y por los ensayos rigurosos consiguió que se perfeccionara la danza. Además, ella logró que la pintura de las rayas negras en la piel de los danzantes se acoplara al estilo de los integrantes de su nacionalidad.
Jumbo asegura que es un trabajo de detalle que no solo pasa cuando representan a los tsáchilas sino a los chagras, saraguros y otavaleños. En sus ritmos, el ballet folclórico trata de reflejar la alegría, esfuerzo, perseverancia y todo lo positivo de los personajes.
Heidy Zambrano es una de las principales danzantes de Pacha Samy y quien se identifica con la cultura Tsáchila y de los pueblos de la Sierra. En cada presentación, ella hace una introducción hablando en quichua o tsáfiqui, la lengua de los tsáchilas. Aprendió estos idiomas en el Liceo de las Américas donde colabora con el grupo de danza.
Fue ahí donde el director de Pacha Samy, John Jumbo, descubrió su talento y la invitó a participar en la agrupación. Zambranotambién es parte de la gira nacional y la lleva a la par con sus estudios. Hasta el momento, Pacha Samy ya ha tenido presentaciones en Riobamba, Ambato, La Maná, Tulcán y Cuenca.
El recorrido cultural por Ecuador se prevé terminarlo en agosto, se planifica iniciar una nueva gira por España y Chile. Las invitaciones a estos destinos están adelantadas.