La reinvención poética de lo masculino marca un filón de la obra del artista ecuatoriano, que ofreció una charla en Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
En ‘La clarividencia’ (2012) Óscar Santillán presenta las fotografías de dos caballos fascinados con burbujas. “Pero las burbujas están hechas con el semen de los propios caballos” aseveró el artista en una charla reciente en Guayaquil.
“Literalmente del material que convierte al animal en un semental, su potencia sexual convertida en un producto frágil, iridiscente y efímero”.“Es un momento en el que la masculinidad se ve reflejada a sí misma como algo frágil, que está lleno de aire antes que de contenido y que está a punto de explotar”, subrayó Santillán (Milagro, 1980), en un conversatorio en el espacio Violenta, en el sur del Puerto Principal.
EL COMERCIO habló con el artista ecuatoriano sobre cómo las nociones de género y las indagaciones en lo masculino han marcado un filón de su producción. El 2017 abonó a la consolidación internacional de su trabajo con una exposición individual en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de México (MUAC).
“Yo no me siento representado en aquello que llamábamos lo masculino, más que algo natural está hecho de prejuicios sociales y de formas con las cuales padres y madres crían a sus hijos e hijas sobre las nociones tradicionales del rol de uno y de otro”, dijo el artista, residente en Holanda.
Santillán se ha interesado en el tema en diversos momentos de su carrera. En 2009, la pieza ‘Guiño permanente’ recogía los fotogramas de los pestañeos de James Dean de todas sus películas, un símbolo sexual de su época, en un éxtasis permanente.
En ‘Semen de color’ (2009), el artista trabajó con un médico para introducir pigmentos vegetales en sus glándulas seminales y crear con su propio esperma una serie de pinturas. “Me interesaba como en la pieza de los caballos revisar los materiales masculinos, revisar de qué está hecha la masculinidad, explorar esa pregunta en el sentido más físico, literal y honesto posible”, señaló.
Pero el interés en la exploración y reinvención poética de lo masculino se remonta a la obra con la que obtuvo el segundo premio del Salón de Julio 2005, ‘Prácticas degeneradas’, 25 kilos de pintura de óleo seca esculpida con la forma de un niño o ángel, que parecía sacado del altar de una iglesia.
La pieza plantea una reflexión sobre la relación espiritualidad y sexualidad, pues el niño aparece con un cuchillo y se ha autocercenado su pene, de hecho lo sostenía escondido a sus espaldas, recordó.
“Son reflexiones que luego van tomando unos caminos más sutiles, hasta los trabajos que estoy haciendo hoy”, explicó el artista milagreño.
‘Un año hecho de nada’ (2015) es una pieza construida a partir de páginas vacías de los diarios de Emma Darwin, la esposa de Charles Darwin, que recoge páginas de diferentes años para recrear un año en el que no hay nada escrito.
Los diarios de Darwin son fundacionales de la biología -afirma-, los de su esposa están repletos de vacíos y silencios. Es una obra sobre la historia de las exclusiones de la ciencia, las transacciones de género, operando desde la ausencia.