Una de las razones por las que el hombre finge un orgasmo es por amabilidad con su compañera.. Foto: Blog Estrellas de tinta
Resulta que un 30% de los hombres han pretendido tener orgasmos. Veamos por qué…
Según Lili Radloff, escritora y editora de revistas, en un estudio reciente publicado por el Daily Mail y conducido por Time Out, se encontró que un 30% de los hombres admite haber pretendido tener un orgasmo.
Este descubrimiento corrobora muchos otros estudios independientes realizados por varias universidades norteamericanas.
“Si usted se maravilla al pensar en cómo puede ser posible que un hombre pretenda tener un orgasmo, deje de hacerlo. Hay muchas maneras, entre ellas: el uso del condón, esconder la producción del semen, pretender una eyaculación fuera del cuerpo… Otra razón puede ser la prostatectomía que a menudo da como resultado la pérdida del fluido seminal, impidiendo la eyaculación”, señala la autora.
Ella considera que la pregunta que se debería hacer en realidad es ‘¿por qué los hombres lo hacen?’ y, claro la respuesta es: por la misma razón que las mujeres lo hacen, aparentemente.
Veamos
1. Los hombres se sienten presionados para tener el encuentro sexual, esto es una manera de salirse del problema cuando en realidad no están interesados en ello.
2. Por amabilidad con sus parejas: ellos saben que el clímax no se va a dar, pero no quieren herir los sentimientos de su pareja.
“Si bien proteger los sentimientos de la persona amada en un emprendimiento noble, un simulación regular puede ser devastadora para la salud sexual de la relación. Piense en esto: al proveer a su pareja de desinformación, le está negando la oportunidad de que el sexo entre los dos sea más placentero, pues no sabe que, en realidad, usted necesita del orgasmo”, señala Radloff.
Ella añade que la mayoría de consejeros y sexólogos también piden honestidad cuando del tema sexual se trata, para poder construir intimidad y confianza. De manera que, mientras un orgasmo pretendido no se puede tomar como el fin del mundo, especialmente si se lo hace por las razones correctas, hacer de esto un hábito puede llegar a ser desastroso.
“Prepárese para el sexo y siéntase confiando siempre de que tanto usted como su pareja lograrán ese orgasmo”, aconseja Radloff.