La Organización Mundial de la Salud reconoce los problemas asociados al juego digital como una patología mental y por primera vez formarán parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Foto: Pixabay
“¡Dejá eso y ven a comer!” o “¡ApagA la compu de una vez y anda dormir!” resuenan de un lado. La respuesta, muchas veces es el silencio o bien: “¡Ya casi termino, es la última misión!” o “¡Ya voy, cinco minutos más!”.
La escena en el hogar puede terminar bien, si el chico, adolescente o joven pone pausa en su videojuego y cumple con el llamado (a la realidad). O bien puede terminar mal, con una discusión de por medio y hasta el apagado abrupto de la computadora o consola de videojuego. O inclusive, el corte de luz hecho en la casa a propósito.
Los juegos de video ocupan gran parte de la vida de los menores. Pero puede llegar el momento en que dejan de ser una simple actividad de diversión para convertirse en un problema serio de adicción y aislamiento.
Y es por eso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considerará por primera vez que el trastorno por videojuegos es una enfermedad mental. Y es que esta patología será incluida en la próxima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11), que no se actualiza desde 1990.
Vladimir Poznyak, jefe del Departamento de Salud Mental de la OMS, adelantó a New Scientist que “los profesionales de la salud deben reconocer que los trastornos por videojuegos pueden tener consecuencias graves para la salud“.
El especialista aclara que la mayoría de las personas que juegan videojuegos no sufre ningún trastorno, del mismo modo que la mayoría de las personas que beben alcohol tampoco.
Sin embargo, el comportamiento puede llegar a causar un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras.
La OMS comenzó a considerar este trastorno hace una década y, tras años de trabajo con profesionales de salud mental, se decidió a reconocer el desorden oficialmente en su próximo manual de diagnóstico.
Este trastorno se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego “continuo o recurrente” y, si bien aún no se cierra su definición, la OMS lo vincula a tres condiciones negativas producidas por el abuso de los juegos digitales.
– En primer lugar, está la pérdida de control de la conducta en cuanto al inicio, frecuencia, intensidad, duración, finalización y contexto en que se juego.
– En segundo lugar, también produce un aumento de la prioridad que se otorga a los juegos frente a otros intereses vitales y actividades diarias.
– Finalmente, el tercer aspecto dice relación con la escalada o mantención de esta conducta, pese a la ocurrencia de las otras dos consecuencias negativas.
La OMS informó que el nuevo informe ICD-11 estará listo en 2018 y remarcó un matiz: el trastorno por videojuegos no tendrá epígrafe específico, sino que aparecerá englobado en el más amplio de juegos digitales.