Los ‘animalistas’ son una ‘raza’ peculiar. Son ingenieros, oficinistas, comunicadores, estudiantes que en el momento cursan carreras universitarias, apasionados por el deporte, especialistas en mercadeo… Pero su instinto los une: el amor por los amigos de cuatro patas. Los rescatistas de animales cada vez son más en Guayaquil, donde existen varios grupos dedicados a la protección y defensa de canes abandonados o de peludos felinos en peligro.
Las redes sociales son su hábitat. A través de estas plataformas enganchan a más seguidores para extender sus tareas.
En el país, según la dirección de Organizaciones Sociales del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) están registradas, aproximadamente, cinco fundaciones.
Uno de estos grupos es Amigos con Cola, fundación creada hace 10 años. Javier Cevallos es su director y como todo héroe anónimo huye de las fotos.
En una antigua casona, en el centro de Guayaquil, ya casi no hay espacio para los humanos.
Carbón, un gato de esponjado pelaje negro, merodea por el portal. Y los seis cachorritos que llegaron hace un par de semanas retozan en una parte del patio. En el centro de acogida de Amigos con Cola viven por lo menos 30 perros y 60 gatos.
Christian Rizzo y Gabriela Naranjo estudian Veterinaria y son voluntarios del lugar. Igual ocurre con la doctora Lucila Silva, quien les da una mano con las esterilizaciones.
Para cubrir otros gastos, como alimentación y mantenimiento del sitio -hasta conseguirles un hogar definitivo-, Cevallos ideó un plan que combina su amor por los animales y su gusto por el periodismo.
En su oficina, justo frente al centro de acogida, una computadora Mac almacena la más reciente edición de la revista Amigos con Cola, que cuenta con más de 12 colaboradores que trabajan en esta área.
Su costo es de USD 2,50. En la edición número 17, en circulación, Renata -una gatita que fuera rescatada por los voluntarios- es la modelo de la portada.
Un contrato de por vida
Rescate Animal nació en el 2012 y suma 40 animalistas comprometidos. En Facebook tiene más de 24 000 fans.
Viviana Vázconez es la presidenta y asegura que han ayudado a más de 200 perros y gatos a conseguir hogares estables gracias a las ferias de adopción que organizan.
Ella es ingeniera en Marketing y cuando sale de su oficina se esmera en cuidar a sus cuatro gatos, una perrita -sus mascotas- y dos cachorros que son sus huéspedes temporales. “Cuando encontramos un animalito herido o en peligro, lo curamos, le damos un hogar temporal, le administramos medicinas, alimentos… hasta que pasan a adopción”.
En marzo fue la duodécima feria de adopción en Urdesa (norte). Bolo, Negra, Rayito, Woody, Lola, Milita… unos 20 animales buscaban hogar. Máximo, un corpulento perro ‘runa’, aplicó la técnica del bostezo y la lengua colgando.
“Lo encontraron en el sector de la Perimetral; estuvo herido”, contó su cuidadora Julie Minga. La voluntaria es ingeniera de Sistemas, pero durante las ferias se olvida del trabajo y se equipa con una camiseta marcada con la frase ‘animalista de corazón’.
Gaby Franco, otra voluntaria, es la encargada de llenar los formularios de adopción. Condiciones de alojamiento, compromiso de visitas periódicas a los veterinarios que revisarán su estado, el tipo de alimentación, disponibilidad de tiempo son algunos requisitos.
Y ahí no termina todo el trabajo. Se debe firmar un contrato de adopción, el compromiso de esterilización y aceptar visitas frecuentes para verificar si mascota y humano “son el uno para el otro”.
“Muchos abandonan a sus mascotas, no son conscientes de que un animal no es un juguete“, dice convencida la joven estudiante de Artes Visuales y amante de los gatos.
Un hogar temporal
El chirrido de la puerta alerta a Esperanza. Presurosa, se eleva en tres patas. Una de ellas, la delantera izquierda, flota en el aire. Hace un mes la perra de raza pitbull fue arrollada por un auto y la encontraron deambulando, adolorida, por el noroeste de Guayaquil. “Pensábamos que le amputarían la pata. Pero la operaron y está mejor”, cuenta Carolina Dueñas, mientras unta una pomada y venda la herida.
Sus medicinas y cuidados ya suman unos USD 1 000, cubiertos gracias a donaciones.
La joven de 22 años estudia Turismo. Por estos días comparte su tiempo entre terminar la tesis para graduarse y atender a Esperanza y a Lily, una gatita que por un accidente sufrió una fractura de cadera.
En su habitación, Carolina da hogar temporal a las mascotas que están en recuperación.
Su primera experiencia fue una prueba de fuego: una perrita con 14 cachorros. Esta vez vivirá una experiencia similar, pues junto a la computadora está una ecografía. Esperanza será mamá.
NO OLVIDE
Para contactarse con el personal de Rescate Animal puede escribir a la siguiente página info@rescateanimal.org.ec.
Los grupos de ayuda también están en las redes sociales, como Facebook. Puede hallarlos como Fundación Rescate Animal.
Para contactarse con las oficinas de Protección Animal Ecuador puede comunicarse con el número telefónico 02 331 9522, en Quito.