Por medio de un comunicado, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana expresó este 1 de agosto de 2017 su malestar por la exposición ‘La Intimidad es Política’. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
La Conferencia Episcopal de Ecuador expresó hoy (1 de agosto de 2017) su malestar por una exposición artística en Quito en la creencia que, “en nombre de la libertad de expresión”, atenta “contra los derechos fundamentales de otras personas” que disienten “de sus posiciones ideológicas“.
“Con mucha preocupación y malestar, hemos seguido de cerca, a través de las redes sociales, la denominada exposición La intimidad es política”, dicen los obispos ecuatorianos en un comunicado difundido hoy.
En él que expresan su “preocupación” porque cuenta con el auspicio de instituciones como Municipalidad de Quito, “llamadas a respetar los derechos de todos los ciudadanos, sean o no creyentes”, así como contra su temática y reflexiones.
“Los grupos organizadores de tal muestra pictórica, en nombre de la libertad de expresión, atentan contra los derechos fundamentales de otras personas que disentimos de sus posiciones ideológicas; pues supuestamente, luchan contra la homofobia, pero no dudan en promover la burla y la fobia contra los creyentes, particularmente contra los cristianos católicos“, agrega el comunicado.
La muestra, inaugurada el pasado sábado en el Centro Cultural Metropolitano bajo la dirección de la curadora española Rosa Martínez, explora las formas en que se construyen las subjetividades contemporáneas y analiza cómo se estructuran las políticas de dominación en torno al sexo, el género, la clase social o la etnicidad a través de las obras, a veces provocativas, de artistas de una docena de países.
Abierta hasta el 29 de octubre, cuenta con el apoyo de varias instituciones públicas y privadas, entre ellas ONU Mujeres Ecuador, y se inscribe dentro de las actuaciones estratégicas para el fomento de la igualdad y para el acercamiento del arte contemporáneo a los diversos públicos de Ecuador.
La Conferencia cree que sin embargo que sus reflexiones tocan la fibra sensible de la sociedad ecuatoriana y hacen una “grotesca burla a los símbolos religiosos“.
En ese sentido, “en nombre de muchos cristianos” la Conferencia manifiesta la gratitud “a todas las personas que, independiente de su posición social, política y religiosa, han levantado su voz con firmeza y claridad para expresar su inconformidad por tan grotesca burla a los símbolos religiosos”.