Obama para presidente ... de Francia

La iniciativa Obama 2017 pegó cientos de carteles en las calles de París. Foto: Twitter maxime grd

La iniciativa Obama 2017 pegó cientos de carteles en las calles de París. Foto: Twitter maxime grd

La iniciativa Obama 2017 pegó cientos de carteles en las calles de París. Foto: Twitter maxime grd

‘Señor Obama, aquí tiene una oferta de empleo para convertirse en el vigésimo quinto presidente de Francia”. Por estos días un grupo de jóvenes parísinos ha montado una parodia estupenda para graficar, y gritar a todo el mundo, que están hartos del caos político que asola su país.

Con una economía que no se recupera -tres millones no tienen trabajo y el desempleo juvenil no hace más que aumentar desde hace décadas-. Con un crecimiento imparable de la extrema derecha, una derecha moderada inmersa en casos de corrupción que la hacen incapaz de servir de freno y una izquierda dividida y venida a menos, el movimiento anónimo Oui, on peut (Sí se puede) ha desplegado una auténtica campaña en contra de la clase política que ha defraudado a millones de franceses.

“Con un quinquenio fantasma y encarando el fracaso anunciado de las próximas presidenciales, parece que ha llegado la hora de pasar a la 6ª República para sacar a Francia de su letargo”. Esta es la carta de presentación de Oui, on peut en la página web de campaña, y como golpe de efecto, anuncia un candidato impactante: Barack Obama.

El movimiento arroja tres argumentos de peso: Obama tiene el mejor currículum para el puesto; es hora de votar por un presidente, y no contra un candidato; cuando Francia se prepara para un auge masivo de la extrema derecha hace falta una lección de democracia: ¿qué mejor que elegir un presidente extranjero?
Todo empezó con una broma. Antonine, nombre anónimo del portavoz del grupo, explica que el proyecto busca capitalizar el descontento general, sobre todo por el temor de que la candidata presidencial de ultraderecha, Marine Le Pen, entre en escena. Era una broma, sí, pero ya son 50 000 los franceses que apoyan esta causa radical. Además de llenar las redes sociales de consignas por Obama 17, estos jóvenes indignados pegaron 500 carteles en las calles y esquinas de París. Y la reacción de la gente no ha podido ser mejor.

La meta es conseguir un millón de ‘votos’ antes del 15 de marzo para convencer a Obama de que se presente como candidato, o pedirle ayuda... Pero la figura del expresidente de Estados Unidos es más un símbolo que un deseo real. Los franceses sufren un problema de integración, además de una fuerte antipatía política. Por ello, los jóvenes quieren con urgencia una nueva cara en un tablero político que tiene dificultades para renovarse. Más que a Obama, lo que Francia pide a gritos, según este movimiento, es un Obama.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas se celebrará el 23 de abril. Si ninguno de los contendientes obtiene mayoría absoluta, habrá una segunda vuelta el 7 de mayo. Lo preocupante es que la candidata del antieuropeísta Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, es favorita, seguida del centrista Emmanuel Macron y del conservador François Fillon, salpicado por denuncias de corrupción.

Le Pen ha sabido explotar el sentimiento nacionalista. El America first, es decir, Francia para los franceses. Un eslogan que Donald Trump apuntaló para ganar las elecciones. El discurso extremista de Le Pen se centra en hacer ver al ciudadano de a pie que el actual sistema político no le representa. Y que es por eso que están hartos de los partidos políticos tradicionales, que al parecer no los han protegido de la crisis económica, de los ataques terroristas y de los peligros que, según ellos, conlleva la inmigración. Las propuestas de Le Pen son radicales. Ofrece, por ejemplo, un referéndum para la salida de la Unión Europea, que califica de fracaso, si esta no devuelve a Francia su soberanía nacional. Prevé abolir el euro y reprimir la inmigración; restablecer la pena de muerte y aumentar la presencia policial en las calles.

Por eso la elección presidencial en Francia constituye “el principal riesgo para Europa” según los economistas de Credit Suisse, que presentaron un barómetro sobre los riesgos para los mercados financieros ante las elecciones en el continente. Gérard Araud, embajador de Francia en Estados Unidos, advirtió en una entrevista con The Washington Post que la elección de Le Pen en la presidencial francesa sería una catástrofe total. Si Le Pen retira a Francia de la UE y de la zona euro, “supondrá el derrumbe de la UE, porque la UE sin Francia no quiere decir nada”.

El analista Martí Gironell sostiene en un artículo publicado en el diario El Mundo de España que cada vez son más los que están dispuestos a escuchar un discurso que endurezca las medidas de seguridad, promueva la identidad nacional y critique al islam y a los inmigrantes. El votante francés ya no tiene tantos reparos con el partido de Le Pen y lo percibe como una alternativa normal e incluso atractiva.

“Podría decirse que la ley del péndulo ha empezado a regir de nuevo los designios del mundo. Lo digo por cuando vemos movimientos inquietantes a diestro y siniestro en muchos países. Sobre todo a diestro, hacia la derecha, cuando no extrema derecha. Empezando por Estados Unidos con la elección de Donald Trump. Pero puede que el movimiento se contagie al otro lado del
Atlántico en unos meses. De hecho, ya tuvimos un aviso con el Brexit y puede que también Holanda, Francia e Italia tengan pronto su particular oscilación”, opina Gironell.

La presión es inmensa en casi toda Europa: si el bloque de los 27 países que componen la Unión Europea no puede superar la crisis del desempleo y acordar nuevas medidas en política de seguridad, los sentimientos antieuropeístas podrían llevar a la celebración de más referéndums para validar la membresía de los países.

Expertos y políticos ven en la crisis económica el combustible de la proliferación en Europa de organizaciones y partidos de extrema derecha, algunos de ellos violentos. Gran parte de los ciudadanos europeos aún no ha recuperado la calidad de vida que tenía antes del estallido de la crisis financiera del 2008. Los jóvenes pagan un costo desproporcionado por una crisis provocada por el sector financiero, que ha recibido para su rescate mucho más dinero que el asignado a políticas de empleo o para la recuperación social.

Esa es la clave esencial para comprender el voto a favor de los nuevos populismos. Tanto el FN en Francia, el Movimiento Cinco Estrellas en Italia, el Partido para la Libertad de Geert Wilders en Holanda o de Frauke Petry, líder del partido AfD (Alternativa para Alemania) son los partidos del fin de la clase media.

Suplementos digitales