María Fernanda Restrepo, documentalista ecuatoriana
Hay tres momentos clave en la historia del cine documental ecuatoriano: sus inicios, entre las décadas de 1920 y 1930, con el legendario Padre Crespi como referente; el boom documental, en los albores de la década de los 80, cuyos protagonistas fueron jóvenes que en la actualidad son cineastas de culto a nivel nacional y, por qué no, en el continente (Pocho Álvarez, Camilo Luzuriaga, Igor y Gustavo Guayasamín, Cristóbal Corral, entre otros);y la oficialización de la primera Ley de Cine en el país en el 2006.
Obviamente, entre estas tres fechas, ocurrieron hechos que aportaron a la producción cinematográfica en el país, y cineastas que pertenecieron a generaciones intermedias. Pero estos tres momentos marcaron un antes y un después en el desarrollo del cine nacional. Y ese después quizá empezó a construirse.
Basta con recordar los últimos estrenos nacionales en salas comerciales para darse cuenta que los de mayor éxito, en cuanto a taquilla y a número de espectadores fueron los documentales: ‘Con mi corazón en Yambo’ y ‘La muerte de Jaime Roldós’.
O, revisando algo más cercano, el incremento de proyecciones nacionales en festivales consolidados a nivel continental como los EDOC. ‘Carlitos’ de José Guayasamín, ‘El Grill de César’ de Darío Aguirre, ‘Comuna Engabao’ de Libertad Gills, ‘A un dólar, a un dólar’ de María Aguilera y Miguel Narváez, son algunos de los documentales que se mostraron en este circuito. En total, los EDOC de este año contaron con 19 documentales nacionales, de los 120 que presentaron.
Todas estas creaciones han generado críticas positivas, sobre todo, por las propuestas novedosas que presentan. Esto es algo que destaca el cineasta José Guayasamín, para quien ¨el documental está atravesando un proceso de cambio, no solo por la mayor cantidad de producciones sino por las temáticas que manejan¨.
Este cambio de temáticas es notorio, por ejemplo, en documentales como ‘El grill de César’ de Darío Aguirre, quien fue director y protagonista de su filme al tratar una temática autobiográfica. Caso parecido al documental ‘Abuelos’ de Carla Valencia, en el que la directora expone una historia de intimidad familiar.
Esta constante renovación del cine documental, a decir de Guayasamín “Se debe a una maduración de las propuestas que cada cineasta presenta, a diferencia del cine de ficción que aún no alcanza una madurez para mostrar algo diferente al público’.
Además, menciona que si bien con la ley del cine y el fondo de fomento cinematográfico la producción ha aumentado en cantidad, todavía no se logra alcanzar la calidad necesaria para poder hablar de un nuevo ‘boom’ cinematográfico en el país.
Por otra parte, para Miguel Narváez, productor de ‘A un dólar, a un dólar’, sí hay una mejora de la calidad de las producciones pero “muchas veces los fondos destinados a determinadas películas no alcanzan para costear todo lo que significa un proceso de producción, sobre todo si hablamos de ficciones”.
En esto concuerda la directora del mismo filme, María Aguilera, quien, a pesar de ser española, produjo su película con apoyo del Fondo de Fomento para el cine en Ecuador. Y si bien recibió los fondos para empezar la producción, no fueron los suficientes para terminarla.
Esa imposibilidad para terminar una producción con los recursos obtenidos al inicio es una constante en muchas películas nacionales. A José Guayasamín le pasó con su filme ‘Carlitos’, pero para el cineasta riobambeño, eso es algo que siempre ha sucedido y seguirá ocurriendo. Por eso, dice Guayasamín’, “el cineasta ecuatoriano no debe conformarse con los fondos provenientes del estado, sino que debe conseguir sus propios medios de financiación como una consecuencia de la buena calidad de sus películas; solo ahí se puede hablar de una evolución del cine nacional”.
Pero lo que es definitivo es que, en los últimos años, nuevos cineastas han aparecido en el escenario cinematográfico nacional e internacional. Para Darío Aguirre, eso un cambio significativo en el país. Pues, en sus palabras “que haya casi 20 estrenos al año era algo que no ocurría en el pasado, y eso es algo que me ha demostrado que si se puede hacer cine en el país, incluso vivir de él”.
En fin, el cine nacional atraviesa un momento de alta producción y, aún con cosas por mejorar, una clara muestra de aquello son las nuevas voces que han aparecido, nos solo para hablar sobre cine, sino para hacer cine.