La ‘nube’ es una edificación que parece una nave espacial asentada en medio del verde cerca del río Ródano. Este complejo alberga 10 salas de exposiciones y las oficinas administrativas. Foto: EFE.
Lyon es la tercera metrópoli más poblada de Francia, después de París y Marsella. Sus 484 344 habitantes aumentan a
2 118 132 si se considera toda su área de influencia.
Es una urbe muy comercial y debe su nombre a que en ella se realizaron los primeros trabajos textiles con forma de leones. Es, también, una urbe con mucha historia en sus muros.
Esa historia es la que se quiere preservar, rescatar y valorizar con el nuevo Museo de las Confluencias, un majestuoso edificio de corte deconstructivista de 22 000 m² de área útil, de los cuales 6 400 m² se destinaron a salas de exposición. También posee 24 400 m² de jardines, según explica el website del equipo proyectista Coop Himmelb (l) au: https://www.coop-himmelblau.at/
El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació en 1980 y se caracteriza por la fragmentación de los volúmenes, las formas no rectilíneas y la conceptualización de los espacios.
Esos fueron los determinantes de diseño del museo, según Wolf D. Prix, diseñador del proyecto y miembro del estudio austríaco Coop Himmelb (l) au. Por esos se superponen en el espacio urbano dos unidades espaciales totalmente diferentes pero complementarias: la nube y el cristal.
El cristal se comporta como una plaza urbana y recibe a los visitantes y los prepara para la experiencia de ingresar al museo.
Está orientado hacia el damero urbano y el paisaje de Lyon. Sus contornos y detalles son precisos y su forma es cristalina y medible.
Esta naturaleza cristalina, explica https://www.coop-himmelblau.at, resulta de su construcción de vidrio y acero. Los grandes paneles de vidrio están montados en marcos de acero y son superresistentes a la flexión y a la complexión. Las superficies cubiertas por este vidrio templado son plegadas y en forma de ondas.
La nube, por el contrario, se asemeja a una inmensa nave espacial que ha aterrizado justo en medio del campo. Su volumetría de cuerpos diferentes pero articulados -de hormigón armado, acero y cubiertas de aluminio decorativo- alberga los espacios expositivos.
Además, hay 10 salas de exhibición en tres niveles, así como un nivel superior para las oficinas administrativas.
Tres de las galerías están destinadas para exposiciones permanentes; las otras siete son para exposiciones temporales.
Un espacio abierto continuo, llamado apropiadamente ‘Conexión espacial’, atraviesa todos los ambientes y teje una red de tráfico para un movimiento dinámico y ágil.
El “Museo de las Confluencias no se entiende como un exclusivo ‘Templo de las Musas’ para la élite educada, sino como una puerta de acceso público al conocimiento de nuestro tiempo. Estimula un uso activo, no solamente como un lugar de contemplación sino también como un lugar de encuentro directo”, explicó Tom Wiscombe, otro de los diseñadores, a https://www. lecourrierdelarchitecte.com .
El Museo de las Confluencias en Lyon es un proyecto emblemático del río Ródano y el heredero del antiguo Museo de Historia Natural. Un nuevo reducto de la cultura mundial.