Los participantes del programa ‘Yo me llamo’ realizaron un concierto la noche del viernes 28 de junio del 2014 en el Coliseo Rumiñahui. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Con cuatro minutos de retraso se dio inicio a la gala que los espectadores ven noche a noche en TV. La puntualidad se debió a la cantidad de artistas que se presentaron en escena. Cerca de 20 imitadores lucieron sus mejores temas frente a una audiencia de 6 000 personas.
El Coliseo General Rumiñahui contó con los presentadores Carlos Luis Andrade y Andrea Hurtado. Dos rostros que la audiencia también se ha acostumbrado a ver día tras día. Mónica Quintero llegó con su familia al evento y contó que, además de ver a los imitadores, la ilusión de su hijo era ver a Andrade. Su deseo que se cumplió apenas iniciado el concierto.
La dinámica que existe en el programa televisivo entre los presentadores hace fluida las conversaciones que mantienen sobre cada uno de los participantes del programa. Su figura fue necesaria para mantener este formato en el ambiente del concierto.
El primero en salir a escena fue el representante del vallenato, el imitador de Jorge Celedón. Cada artista en escena entonó tres temas. La elección fue directa, pensando en los temas que más dominan y que tienen mayor repercusión en el público. Celedón sacó en su repertorio temas como Ay Hombre y Qué bonita es esta vida.
Después de bailar un poco de vallenato la audiencia tuvo la oportunidad de descansar para deleitarse con el romanticismo de los imitadores del dueto Camila. El vestuario de los cantantes permitió mantener la idea del original, aunque las voces de los intérpretes se alejaran –en ocasiones– de las de la agrupación mexicana. En Aléjate de mí, el coliseo puso a trabajar los pulmones y el público coreó como si fuera el mismísimo concierto de Camila.
Parecía un recorrido por los países hispano hablantes con representantes de cada puerto. La siguiente invitada fue Amaia Montero. La esmeraldeña que se dedica a emular a la ex vocalista de La Oreja de Van Gogh tiene los puntos a su favor en cuanto a entonación se refiere. En canciones como Cuídate, era posible cerrar los ojos y pensar que era española quien estaba presente.
Llegó entonces el turno de otro romántico, Alexandre Pires. El imitador del cantante brasileño logró conquistar a la audiencia con su dulce voz. Para Quintero, él es uno de los imitadores que superan al original. Vino al concierto con la idea de verlo a él y sus expectativas se cumplieron, “tiene pinta, porte y canta hermoso”, decía Quintero.
La música seguía recorriendo el territorio latino. Así el concierto continuó con la figura de Luis Fonsi y Gloria Estefan. Quienes lograron mantenerse conectados con la audiencia a pesar de que por momentos se distanciaron de los artistas.
Las presentaciones energéticas llegaron de la mano de Alejandra Guzmán, Wisin y Yandel y Juanes. Los imitadores que asumieron las naciones de Puerto Rico, México y Colombia destilaron música que hizo gritar, saltar y bailar al Rumiñahui. La garra e irreverencia de Guzmán, el carisma de Juanes y el ritmo del dueto de reggaetón revolvían al público.
El baile continuaba con la presentación de imitadores como Joe Arroyo, quien mantuvo un carácter alegre y cándido para motivar al público. El imitador del salsero contó con el apoyo del público quien incluso llevó pancartas en apoyo a su clasificación dentro del programa.
El tono romántico volvió con Ricardo Arjona. Al imitador chileno se le hizo sencillo emular a Arjona por su parecido físico, pero además se aprendió los gestos del guatemalteco en escena. El mismo carisma que pusieron en su repertorio los imitadores de Julio Iglesias, Sin Bandera, Douglas Bastidas y Alci Acosta. Iglesias, por su parte, logró mantener la confianza que el original proyecta en el escenario, no requirió moverse mucho para entonar Baila Morena y hacer vibrar al público.
La única intérprete que tomó un idioma extranjero al momento de imitar fue la peruana que ha traído a Amy Winehouse a Ecuador. Con canciones como Valerie y Back to Black demostró que tiene dominados los incómodos movimientos que caracterizaron a la inglesa.
Dos intérpretes que sin duda se llevaron al público en los bolsillos fueron los émulos de Jinsop y Roberto Carlos. Cada uno tiene un estilo muy particular, pero lograron emocionar de igual forma a los asistentes. Jinsop trae de regreso la música que volvía locas a las adolescentes en los 70. Con niños coreando canciones como Dulzura mía, demostró que la música vuelve a ponerse de moda cíclicamente.
El mismo efecto tuvo el imitador de Roberto Carlos. El parecido físico no es exacto; es más, está un poco alejado. Pero su carisma y presencia escénica hicieron que se recuerde al brasileño. Su voz delicada se apega tanto al original que solo necesitó reposar sus brazos en el micrófono -extendido horizontalmente- , sin moverse, para encandilar al público.
El concierto de ‘Yo me llamo’ fue largo y permitió al público ver en vivo las presentaciones de los artistas que llegan cada noche a las pantallas de sus hogares.