A las 04:30 del lunes, el termómetro de la av. 12 de Octubre y Colón marcaba nueve grados.
A una cuadra, en las avs. 6 de Diciembre y Colón, 20 personas hacían cola junto a la puerta del Hospital de Niños Baca Ortiz. Ellas aguardaban para conseguir turnos de consulta externa.
Estefanía Ortega, de 17 años, fue la séptima en la fila. Con dos cobijas, una de color rosado y otra café, cubría a Adrián, su hijo de 2 años. Ella vive en Carapungo y llegó al hospital a las 03:30.
Unos vecinos, que también llegaron al Baca Ortiz, la trajeron hasta allí.
Estefanía necesitaba un turno para un especialista máxilo-facial. Adrián tiene una deformidad en su paladar. “Es la primera vez que vengo y me dijeron que hay que madrugar para conseguir turno”. Ella descansaba sobre la vereda y se arrimaba sobre las barandas negras del cerramiento del hospital.
Junto con Estefanía aguardaba Rosa Chuto, con sus gemelas Estefanía y Jenny, de 9 años.
Las botas, los jeans y las chompas no fueron suficientes para soportar la madrugada. Las niñas estaban sentadas en la acera y abrazadas a su madre.
A las 05:00 se intensificó el frío. Los usuarios buscaron más protección en sus cobijas, chales, bufandas y abrigos. Algunos escuchaban música en tono alto en sus celulares (bachata, reggaetón, vallenatos) y otros, pocos, esperaban en dos autos estacionados entre la calle y la vereda.
Hace un mes se cambió el sistema de entrega de turnos para evitar que los usuarios madrugaran. Las consultas se entregan ahora en el Departamento de Estadísticas y dependen de la disponibilidad de médicos. También hay un sistema de ‘call center’ (llamadas al 147) y la página web:wwwhospitalbacaortiz.gov.ec
Antes los padres debían inscribirse en una lista, más o menos desde las 04:00, para conseguir un turno, según los cupos del día. Las autoridades dicen que ahora los turnos se reservan para las semanas siguientes.
Pero los padres no se convencen del nuevo sistema .
Lorena Simba afirmó que llamó al 147 durante una semana, pero no tuvo respuesta. Simba madrugó el lunes en busca de una cita para traumatología. Su hijo Sebastián, de 3 meses, tiene problemas en su cadera. ¿Por qué lo hizo? “He pasado colgada del teléfono. A veces sale un mensaje de línea averiada. No queda más que pasar mala noche y venir”.
A las 05:18, un guardia abrió las puertas del hospital y los usuarios, hasta esa hora más de 30, pudieron ingresar. El guardia los guió a la sala de espera.
Las luces estaban encendidas y un conserje limpiaba los pisos.
Los padres armaron improvisadas camas con las cobijas y los ponchos sobre el piso de baldosa e hicieron una columna junto a Estadística. Algunos niños lloraban y otros pedían comida.
A esa hora llegaron los vendedores de café y chocolate. Vendieron sus productos en la puerta de la sala de espera. Llevaron dos termos con chocolate y café.
Algunos padres compraron vasos de chocolate para calentarse.
Algunos aprovecharon para usar el baño y otros para peinarse o arreglarse. A las 06:30 se inició la repartición de las citas.
Estefanía consiguió un turno ese mismo día. Alistó a su pequeño para que fuera atendido a las 07:30. Pero los otros pacientes tendrán que esperar al menos unos 15 días. “Esto no es justo, deben existir más médicos, nuestros hijos están enfermos y merecen respeto”, dijo Rosa Chuto.