En el centro de Beirut, a inicios de diciembre, se realiza un gran evento con juegos pirotécnicos, cuando se prenden las luces del árbol de Navidad por primera vez. Foto: Agencia AFP
La Navidad es una de las épocas más contaminantes en el planeta. La iluminación permanente en las calles de las ciudades y las luces que permanecen prendidas durante toda la noche en los hogares generan un impacto en el ambiente.
El gasto de energía durante esta época se incrementa a escala mundial. Según un estudio de la Universidad de York, Inglaterra, en algunos días de Navidad se emite un 5,5% del dióxido de carbono (CO2) producido todo el año. Este gas es uno de los principales responsables del efecto invernadero, asociado con el cambio climático y el aumento de temperaturas en el mundo.
Las luces incluso son identificadas desde el espacio. Científicos de la NASA y la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) utilizaron el satélite Suomi para mostrar la intensidad de la iluminación en esta temporada festiva.
Según los resultados, en las principales ciudades de los Estados Unidos, las luces nocturnas son entre 20 y 50% más brillantes en Navidad y Año Nuevo en comparación con los otros días del año.
Bolívar Miño, ingeniero eléctrico y gerente de Abacelec S.A., explica que el consumo de energía se eleva en dos picos que son desde las 06:00 hasta las 09:00. En la tarde va desde las 17:00 hasta las 23:00.
En esta época de Navidad, al prender los árboles y las decoraciones, estos horarios se amplían y por eso el consumo o la carga es lo que se eleva. “A veces se quedan prendidas toda la noche”, dice, entonces se produce una sobrecarga en ese horario, más que en la mañana.
Miño explica que una de las alternativas es programar los horarios de funcionamiento de las luces para ahorrar energía y generar menos daños a los ecosistemas.
Según Andrea Ruiz, educadora ambiental de la organización Cachivacheros, se podría utilizar luces LED para las decoraciones. Estas tienen una vida más larga y generan un menor consumo.
Los elementos brillantes también podrían ayudar a sustituir la necesidad de tener luces y conservar la “magia” que generan la iluminación en esta Navidad para las familias.
Según Ruiz, el desequilibrio de nuestras acciones altera el ambiente y más en estas fechas. Al gasto energético, se suma el aumento de la basura generado por las cenas navideñas, el ruido ambiental y las emisiones de los juegos pirotécnicos.