Los Vivancos presentando su show ‘Nacidos para bailar’ en el Teatro Nacional de la CCE. Foto: Paùl Rivas / ÈL COMERCIO
No es una sorpresa que tengan una coordinación perfecta entre los movimientos de sus pies y de sus manos, o que marquen el ritmo con el sonido de su zapateo, por encima de la música de fondo. Lo que sí llama la atención del show de Los Vivancos es que no se limitan a demostrar sus conocimientos en flamenco, sino que, además, bailan música contemporánea, se disfrazan, hacen acrobacias y hasta presentan coreografías futuristas.
El espectáculo ‘Nacidos para bailar’, que los hermanos Vivancos estrenaron en Quito la noche del viernes 17 de marzo de 2017 en la Casa de la Cultura, no deja cabos sueltos. Es un show tan completo que permite apreciar desde la sensualidad de los seis integrantes del grupo hasta los toques del rock más pesado pero con un estilo ligero y de fusión flamenca.
Los Vivancos presentando su show ‘Nacidos para bailar’ en el Teatro Nacional de la CCE. Foto: Paùl Rivas / ÈL COMERCIO
El inicio del show causó revuelo en el público: Los Vivancos entraron al escenario por las butacas, junto a sus fans. La canción de los siete enanitos de ‘Blancanieves‘ acompañó a estos seis hermanos de padre que, al subir al escenario, empezaron a entonar su propia versión del tema Smooth Criminal de Michael Jackson, en versión instrumental.
Joshua Vivancos, uno de los integrantes del grupo, hizo una demostración de equilibrismo y danza. Enfundado en un traje de cuero y luciendo su larga cabellera suelta, zapateó a toda velocidad parado sobre tres cajones apilados uno sobre otro, que se movían por el peso y hasta daba la impresión de que iban a desmoronarse. Pero no. Joshua hizo una presentación nítida al son de la Quinta Sinfonía de Beethoven.
Los Vivancos presentando su show ‘Nacidos para bailar’ en el Teatro Nacional de la CCE. Foto: Paùl Rivas / ÈL COMERCIO
Smoke on the Water, el éxito de la legendaria banda Deep Purple, sonó a todo volumen en el alto parlante, con poderosos golpes de guitarra eléctrica. Pero aún el metal más extremo se opaca con el retumbante ‘tap’ de estos seis hermanos, que presentaron la coreografía ‘Entre agua y niebla’ utilizando esa canción de fondo.
Cuatro Vivancos tocaron un solo violonchelo eléctrico. Elías, sentado en una silla y roedado por tres de sus hermanos, compartió las cuerdas de su instrumento para interpretar algunas canciones, como Pretty Woman, Stayin’ Alive y hasta la introducción de la clásica serie de dibujos animados ‘Looney Tunes’.
Pero ‘Nacidos para bailar’ también presentó una sorpresa retro-futurista. Una interesante coreografía de baile robótico puso a estos seis hombres en el escenario totalmente oscuro, con trajes negros, pero con luces de neón que se encendían de forma intermitente.
Al jugar con este encendido y apagado de luces de colores, daba la impresión de que los bailarines aparcían y desaparecían, y se multiplicaban. Sonidos como de videojuegos de antaño permitieron recordar, en estos trajes luminosos, algunos de los personajes de las consolas de juego de los años 80.
Los Vivancos presentando su show ‘Nacidos para bailar’ en el Teatro Nacional de la CCE. Foto: Paùl Rivas / ÈL COMERCIO
El baile del robot y hasta una pelea con sables luminosos, como un pequeño homenaje a la saga de ciencia ficción ‘Star Wars’, completaron esta coreografía de luces de neón que, con movimientos surrealistas, puso al espectador ante una explosión de luces de color y de acrobacias que se podían admirar de forma abstracta.
Los Viancos pueden hacer eso y mucho más. Pueden hacer pasos de ballet, coreografías con artes marciales y hasta colgarse cabeza abajo y zapatear en el techo de una gran plataforma. Son bailadores, pero también son artistas versátiles.
‘Nacidos para bailar’ completa una trilogía de funciones que Los Vivancos han hecho alrededor del mundo. Estos seis jóvenes -en realidad son siete integrantes pero para su show en Quito vinieron seis, pues uno de ellos decidió tomarse un año libre del trabajo- son españoles, hijos del bailador de los 80 Pedro Vivancos quien, según dicen en su natal Madrid, llegó a tener 39 hijos.
Para finalizar su show, se dieron un tiempo para complacer a sus seguidores más leales. Firmaron autógrafos y se tomaron fotos con los asistentes, pues se colocó una mesa en el ‘hall’ del Teatro Nacional para que quien deseara pudiera conocer a estos seis hermanos en persona.