Musical que se presenta en Guayaquil indaga desengaño amoroso

Parte del elenco de ‘…Y un día Nico se fue’ en un ensayo en el Teatro La Bota. Foto: Joffre Flores para EL COMERCIO.

Tras seis años de relación, Nico decide abandonar a Osvaldo, su pareja, sin mediar una explicación sobre la ruptura. Osvaldo está dispuesto a todo con tal de que su novio regrese y se obsesiona por descubrir qué fue lo que falló.
Esa es, a grandes rasgos, la historia que cuenta ‘…Y un día Nico se fue’ (2000), la primera novela del escritor argentino Osvaldo Bazán, un libro basado en su propio desengaño amoroso.
En 2013 la obra se transformó en una comedia musical con libreto del propio Bazán y música del cantautor argentino Ale Sergi, vocalista del grupo de pop Miranda! La pieza estuvo cinco años en cartelera en Argentina.
Una versión de la obra aterrizada al lenguaje coloquial de Guayaquil se presenta desde la semana pasada en el teatro La Bota del Malecón del Salado, en Guayaquil. En su segunda semana en cartelera, prevé cuatro funciones más desde hoy hasta el domingo (14-17 de marzo del 2019).
“En octubre de 2017, luego de la marcha Con mis hijos no te metas, me enojé mucho como artista porque me pareció que era una manifestación de odio homofóbico en contra del amor. Me propuse montar la obra porque entiendo que este tipo de odios surge del desconocimiento”, indicó Pedro Moscoso, coreógrafo y director del montaje.
Moscoso, de 25 años, tuvo su primer acercamiento a la pieza en Argentina, donde estudió composición coreográfica y donde tuvo como maestro al coreógrafo y director de teatro Ricky Pashkus, el director original de ‘…Y un día Nico se fue’ y quien se propuso convertir el libro en musical. En agosto del año pasado, Moscoso estrenó la obra por primera vez en Guayaquil en el Teatro Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.
La obra se centra en la obsesión de Osvaldo por entender las causas del romance malogrando, pues “la gente le dice que Nico tuvo que darle una señal”. En pos de ella repasa la historia de amor, la desilusión y la tristeza de la pérdida. “Osvaldo revive la historia de cómo se conocieron; cuándo salieron del clóset; la pelea con el hermano. A Nico lo botan de la casa porque los padres no lo entienden, un problema común para nosotros, en la comunidad gay, entre otras dificultades sociales que la obra trata”, cuenta el director. “El reto fue lograr que la obra fuera cómica sin perder el respeto al tema, porque es una comedia con tintes dramáticos”.
Luces multicolores y canciones pop de diferente tono acompañan el montaje en el que participan 18 personas en escena, entre actores, cantantes y bailarines. Una banda integrada por batería, teclado, guitarra, saxo y bajo toca en vivo desde lo alto de un andamio al fondo del escenario.
Los personajes protagónicos son interpretados por Juan Gálvez, como Osvaldo, y Josua González, como Nico. Cristina Alcívar y Cristina Illingworth encarnan a las madres de ambos, quienes asumen la homosexualidad de sus hijos de maneras del todo opuestas.
“La comedia surge del entorno de los dos protagonistas”, explica Josua González, actor guayaquileño para quien la obra supuso incursionar en facetas escénicas como el canto y el baile. “A muchas personas les impacta la historia homosexual del musical –dice-, que haya un beso, están muy prevenidos, pero al final más que una historia de dos hombres, es una historia de amor en la que todos se pueden identificar”.
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