En Guaranda la música se caracteriza por el sonido de la guitarra y la percusión. Foto: Cristina Márquez/ EL COMERCIO.
Los grupos musicales andinos se alistan para celebrar la fiesta más importante del año para la cultura indígena. Se trata del Pawkar Raymi, una festividad que celebra el florecimiento de las plantas, la fertilidad y todo lo femenino.
“En la fiesta no puede faltar la música”, explica José Parco, director de interculturalidad del Municipio de Riobamba, e investigador indígena.
En cada comunidad y parroquia, músicos locales ensayan para amenizar la fiesta, entonando las canciones tradicionales del Carnaval.
Los bocineros, pingulleros y tamboreros son los protagonistas en Chimborazo. Allí la fiesta se inicia con una ceremonia especial de investidura, en la que los dos personajes, el Yaya Carnaval y la Mama Shalva, reciben la ropa que utilizarán durante los festejos.
El ritual se inicia con el sonido de la bocina, un instrumento de viento fabricado con el cuerno de un toro. En la ceremonia, un yachak agradece y pide permiso a la Pacha Mama para entregar la vestimenta originaria a quienes liderarán los festejos.
Cuando la ceremonia termina, la música empieza. Las coplas de Carnaval se cantan en kichwa y se acompañan con el sonido de un tambor hecho con pieles de animales.
“Las canciones hablan de la vida, de nuestro agradecimiento por la fertilidad de los campos y de las mujeres”, dice Valeriana Anaguarqui, yachak de Chimborazo.
Las canciones también son bromas sobre el enamoramiento, burlas sobre los capataces y otros aspectos de la vida cotidiana. Mario Godoy, un musicólogo de Chimborazo, investigó la música de Carnaval por más de 43 años.
Él pertenece a la quinta generación de una familia de músicos. Se inició como investigador a los 20 años, cuando la música indígena cautivó su atención por la diversidad de melodías y significados. “La música de Carnaval es muy característica en las comunidades de Chimborazo y está acompañada de una ritualidad única”, cuenta Godoy.
En las comunidades de Bolívar, el Carnaval también es una época especial y la música es un elemento indispensable. Allí las coplas se acompañan con los sonidos alegres de las guitarras y los tambores.
“La mayoría de canciones describe la fiesta, la comida, la bebida, las relaciones amorosas. Pero también hay una espiritualidad oculta detrás de estos festejos”, dice Manuel Murillo, un investigador.
Durante la época del Carnaval y cuando el festejo mestizo se termina, las calles de Guaranda, capital de la provincia, vuelven a llenarse de colores.
Comuneros de todas las parroquias llegan a la ciudad vistiendo sus trajes originarios y bailando al ritmo de la música de Carnaval. Ellos llevan comidas típicas y eligen entre las mujeres solteras una Ñusta.