Objetos precolombinos se exponen en esta ocasión en la PUCE. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
El Museo Arqueológico Weilbauer, en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), celebra su trigésimo aniversario. Para conmemorarlo, se creó la exposición ‘Arqueologías de la memoria’, que se inaugura hoy y que tiene el objetivo de acercar a los visitantes a la historia de este espacio y al trabajo de la arqueología.
La muestra está en el ingreso principal del Centro Cultural y está organizada como un recorrido. Los criterios para el montaje se basan en la museografía contemporánea, las teorías de la mediación educativa y la museología crítica. “La museología clásica te presenta el objeto como el centro de la exposición -explica Ricardo Gutiérrez, director del Museo-, en la contemporánea, el protagonista es el visitante, él es el que construye el discurso”.
Los asistentes serán recibidos por un mediador, quien al inicio los guiará hacia un túnel que simula una excavación y donde los hallazgos son objetos de la actualidad, como celulares, teclados y artículos de cocina. Como contraste, se señalará que así como la tecnología define al siglo XXI, la supervivencia y la cultura de los pueblos ancestrales estaban ligadas a las vasijas, herramientas, entre otros.
El trayecto continuará hacia un espacio donde se presentarán fotos del cura Pedro Porras en trabajo de campo, el fundador del Museo Weilbauer. El arqueólogo y catedrático contribuyó a la colección con sus hallazgos en varias provincias del Ecuador, principalmente en la Amazonía.
Los visitantes también verán imágenes de la pareja Weilbauer, de la que se tomó el nombre para el Museo. Eugen e Hilde Weilbauer, alemanes que se radicaron en Ecuador tras la Segunda Guerra Mundial, almacenaron durante décadas los objetos hallados por los trabajadores de su hacienda en Archidona. La colección fue donada a la PUCE.
La muestra también contará con recursos que muestran, por ejemplo, que mientras más profundo se excava, objetos de culturas más antiguas se hallan. En el centro de la sala, por otro lado, estará una reproducción de una excavación, con objetos de diferentes culturas ancestrales. “La presentación de la arqueología como tal pone en valor el trabajo del arqueólogo”, dice Gutiérrez.
Uno de los espacios más interesantes de la muestra es el lúdico-sensorial. Habrá estaciones táctiles, auditivas y sensoriales que permitirán a los visitantes interactuar con reproducciones de objetos ancestrales, oler y saborear productos que se conectan con el pasado.