El taller de mujeres Bordando en el Mercado de San Roque hizo materiales educativos para la escuela del mercado. Fotos: Cortesía Taller
Un calendario agroandino, un diccionario kichwa y juegos para conocer las plantas medicinales son algunos de los materiales educativos que fueron realizados en el taller de mujeres Bordando en el Mercado de San Roque y que ahora se exponen en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC).
Alejando Cevallos, artista y educador popular, se vinculó con grupos de mujeres del mercado mientras fungió como mediador en la Fundación Museos de la Ciudad. Aunque dejó de trabajar para esta institución, quedó tejido el compromiso y el reto de crear un espacio cooperativo donde se puedan involucrar a las trabajadoras de este mercado del Centro de Quito.
En una asamblea se decidió que el bordado sería la actividad alrededor de la que se cree la plataforma. Se llegó a esta decisión pues gran parte de las mujeres del mercado son de nacionalidad Puruhá y la creación con puntadas tiene un significado cultural especial para este pueblo.
María Elena Tasiguano, una bordadora kitu kara, se unió como educadora. Todas las tardes de los sábados, desde el 2016, Tasiguano le enseñó al grupo —que fluctuaba entre 15 y 20 personas— a bordar. La educadora cuenta que en las primeras clases hizo una demostración de los bordados de Llano Grande, comunidad de la que es originaria, y que a partir de eso les compartió conocimientos técnicos.
“El ser una mujer indígena hizo que no tenga problema en insertarme con ellas. Fue un intercambio de experiencias”, cuenta Tasiguano.
En el 2017, Cevallos presentó el proyecto para el concurso del Premio Mariano Aguilera, en la categoría de arte y educación. Con este nuevo reto llegó la necesidad de replantear el objetivo del espacio. “¿Qué sentido tiene bordar en donde estamos paradas?”, se preguntaron.
Durante todo ese tiempo, el taller se había realizado en el Centro Infantil de la Asociación de Trabajadores Independientes Runacunapac Yuyay, coordinado por Antonio Guapi. Entonces, decidieron que harían materiales educativos que reflejen las dinámicas y saberes del mercado de San Roque y que puedan ser usados por los guaguas del centro.
El taller ganó el Mariano Aguilera y el reconocimiento, USD 8 000, fue usado para remunerar el trabajo de los educadores, de las participantes y para invertir en materia prima.
Los resultados de este trabajo estarán expuestos hasta el 30 de marzo en el CAC. Después, todo el material educativo regresará a San Roque.
Las bordadoras “tienen una conciencia clara de que los espacios de visibilización ayudan a contrarrestar el estigma y a visibilizar otras historias”, dice Cevallos, sobre el impacto del taller.