Camila Iturralde ocupa la regencia de GrupoMega. Foto: Jenny Navarro/ El Comercio
Las mujeres en el Ecuador creen cada vez menos en el matrimonio, aplazan la maternidad, se involucran más en los campos científico, investigativo, docente y comienzan a ejercer profesiones y cargos que antes estaban copados por hombres.
El porcentaje de mujeres en edad fértil (15 a 49 años) creció un 98,7%, desde 1982 hasta el último censo poblacional del 2010. Pero si bien hay más mujeres, el número de niños nacidos vivos bajó en un 12,7%. Es un indicador de ese aplazamiento de la maternidad.
“Socialmente las mujeres son más activas y eso hace que el tener hijos sea una necesidad posterior al desarrollo profesional”, señala Paola Erazo, psicóloga del Centro de Terapias Humanistas Uruz.
El acceso al estudio -sigue la experta- ha influido en que tengan nuevas expectativas y sueños: viajar, dirigir una empresa, estudiar en el extranjero. Y para lograrlo, las mujeres buscan prepararse más y mejor.
Lo que no necesariamente se ve reflejado a la hora de conseguir un empleo y percibir un salario. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2014, el promedio de ingreso mensual de un hombre fue de USD 516,01. Superior si se compara con los USD 392,73 que percibió la mujer.
Hay diferencias marcadas si se evalúa los puestos de trabajo que ocupan unos y otros. En 2013, el 64,1% del personal directivo, en la administración pública y empresas era hombre. Frente al 35,9% de mujeres. En Fuerzas Armadas, por ejemplo, apenas el 1,4% era mujer.
Pero la relación se invierte en cuanto a profesionales científicos e intelectuales en el país. La mayoría, el 53,3% es mujer.
Loly Vásquez, docente de la Universidad Politécnica Salesiana, cree que han influido las conquistas sociales, pero también el acceso a la información, que permiten las nuevas tecnologías. “En la experiencia que tengo, las mujeres son las que obtienen mejores notas y las que menos desertan de la universidad”, explica.
En cuanto a salud, la esperanza de vida de las mujeres es de 79 años, según el INEC; es decir, siete años más que la del hombre. La principal dolencia que causó más muertes de mujeres en el país fue la diabetes mellitus. Luego se ubicaron las enfermedades hipertensivas, influenza y neumonía, y enfermedades cerebrovasculares y del corazón.
La actitud es lo más importante
Camila Iturralde, gerenta de GrupoMega
Es complicado poder acceder a un cargo directivo o gerencial siendo mujer. Y como jefa no siempre las instrucciones o la dirección es tomada en serio, hasta que se demuestra que no es una cuestión de género sino de capacidades. La actitud es fundamental para conseguir cualquier objetivo y también que la mujer se quite ese prejuicio de que no se pueden lograr cosas grandes. No se trata de intimar con alguien para conseguir un cargo. La mujer debe valorarse y entender que no somos diferentes de los hombres, no es una cuestión de si se es hombre o mujer. El momento en que uno sabe de lo que es capaz todo fluye.
Estoy contenta sin ser mamá
Johanna Rojas, abogada
No creo que necesite ser mamá para sentirme completamente realizada. Me siento contenta con la soltería y con el disfrute de mi individualidad. Me complazco con la compañía de la humanidad, pero no necesito tener un hijo o una hija para sentirme completa o plena. Pienso que la satisfacción se puede lograr desde el cumplimiento de otras metas, como la del desarrollo de la propia personalidad. La realización de una mujer es individual. Finalmente cada persona tiene una motivación diferente para serlo. Puede sentirse realizada al poder ver las luchas que ha enfrentado, ser reconocida; y no me refiero a que sea reconocida públicamente, sino a tener igualdad de derechos.