Las incertezas del ser en la muestra ‘Transiciones’

‘Transiciones’ se expone en el Museo Camilo Egas hasta julio. Foto: Cortesía

‘Transiciones: de lo manual a lo digital’ es el nombre de la exposición temporal del ecuatoriano Andrés Franco y el cubano Pedro Hernández. La obra de estos dos artistas plásticos contemporáneos comparte los pasillos y salones de la casona colonial donde actualmente funciona el Museo Camilo Egas, en el Centro Histórico.

La muestra se inauguró el 18 de mayo por el Día Internacional de los Museos. En ese contexto, el director del Museo, Fabián Paocarina, destacó que la obra de Franco y Hernández sintoniza con la temática planteada este año por el Consejo Internacional de Museos, sintetizada en los conceptos de recuperar y reimaginar.

Transiciones es un proyecto impulsado por el IAVQ, que consta de una exposición semestral con los mejores trabajos de los alumnos de la Escuela de Diseño y Artes Visuales. Tras exponerse en el Centro Cultural Itchimbía, Centro de Arte Contemporáneo y más, la séptima edición de la muestra llega al Museo Camilo Egas.

Debido a la emergencia sanitaria, este año se centra en el trabajo de los docentes de la carrera y se ha desarrollado en formato virtual y presencial.

Pedro Hernández Dópico presenta una selección de lienzos trabajados desde el 2004 en adelante, en acrílico con estuco, que les dan relieve y volumen a las imágenes. Las piezas son parte de la colección Crónicas de equilibrismo, una suerte de parábola acerca de la vida, sus eventos, vicisitudes y contradicciones.

El ser humano, su inestabilidad y vulnerabilidad ocupan el centro de atención en las pinturas del artista cubano de 73 años que llegó a Ecuador hace 25. Mujeres aladas, hombres en monociclos que desafían las alturas, músicos que se aferran a una guitarra son personajes constantes cargados de elementos autobiográficos. El expresionismo y el surrealismo se funden en las escenas con un estilo figurativo de marca personal.

Los escenarios, en su mayoría, son conjuntos de casas encaramadas unas sobre otras, entre verdes y amarillos, que parecen desgastados por la brisa caribeña que evocan el lugar de nacimiento del artista. Las obras fueron pintadas antes de la pandemia, pero la idea sobre la voluntad que le permite al ser humano mantener el equilibrio trasciende como un mensaje esperanzador en el presente.

Franco expone las vicisitudes y contradicciones del ser humano a partir del ‘glitch’, un término que se refiere a la formación de imágenes erróneas debido a un fallo digital en el ámbito de los videojuegos.

El artista ecuatoriano de 37 años traslada esta idea a los lienzos sobre los que aparecen figuras humanas fragmentadas. Las obras seleccionadas para la muestra son retratos realizados con una técnica mixta, utilizando óleo, acrílico y, en algunos casos, aerosol.

Sobre fondos neutros se pueden apreciar rostros que se debaten entre la angustia y la impasibilidad, entre lo virtual y lo real.

Esos rostros se proyectan como un reflejo de la nueva cotidianidad, que ha acentuado la cualidad del hombre moderno como un ser virtual, solitario y confinado, un rostro de pixeles proyectado en pantallas. Los fragmentos de la imagen tienen una representación simbólica en lo psicológico y emocional.

Hernández y Franco coinciden en su devoción por técnica tradicional en una época de imágenes digitales.

Con un estilo diferenciado, ambos artistas plásticos muestran una inquietud parecida sobre la incertidumbre y los aspectos contradictorios de la naturaleza humana.

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