Una muestra en el Museo Casa del Alabado exhibe colores precolombinos

La exposición ‘Pigmentos y Brillos en la Costa del Ecuador Precolombino’ se inaugurará mañana (2 de junio de 2018), en el Museo Casa del Alabado. Estará abierta hasta el 31 de agosto. Foto: cortesía.

La exposición ‘Pigmentos y Brillos en la Costa del Ecuador Precolombino’ se inaugurará mañana (2 de junio de 2018), en el Museo Casa del Alabado. Estará abierta hasta el 31 de agosto. Foto: cortesía.

La exposición ‘Pigmentos y Brillos en la Costa del Ecuador Precolombino’ se inaugurará mañana (2 de junio de 2018), en el Museo Casa del Alabado. Estará abierta hasta el 31 de agosto. Foto: cortesía.

El turquesa o azul verdoso es uno de los colores más seductores que aparecen en las figuras de cerámica humanas, animales o antropomorfas que fueron elaborados por los artesanos de la cultura Jama-Coaque, durante el periodo conocido como Desarrollo Regional (500 a.C. y 500 d. C.).

Durante este lapso de tiempo, el uso de pigmentos y brillos también tuvo su auge en culturas como La Tolita-Tumaco y Bahía, quienes sumaron a su nueva paleta de colores el azul grisáceo, el amarillo, el negro, el blanco y el rojo, colores que poblaron narigueras, collares, pendientes y detalles en el tocado de las figuras.

El análisis del significado simbólico y el origen mineral de esta nueva paleta fue parte esencial de la investigación que se realizó para ‘Pigmentos y Brillos en la Costa del Ecuador Precolombino’, la exposición que se inaugura mañana (2 de junio de 2018), en el Museo Casa del Alabado.

La investigación, que estuvo a cargo de Alejandra Sánchez-Polo, curadora del Alabado, arroja ciertas pistas sobre el significado que estas culturas le daban a los colores. Por ejemplo, el amarillo, un color que en la actualidad está asociado al poder en estas culturas, estaba relacionado a la fertilidad.

Las figuras que representaban a mujeres jóvenes, en edad de matrimonio y que eran presentadas en sociedad con un tocado especial, la cabeza rapada y su dote entre las piernas tenían la cara pintada de color amarillo. “Este color era asociado a lo femenino ya que se asemeje a los campos de maíz en la época de la cosecha”, sostiene la investigadora.

Otra de las pistas sobre el significado cromático está en las figuras masculinas que, por lo general, presentan pintura facial en colores negro, amarillo, blanco y verde, creando cuatro espacios. A criterio de la curadora, este tipo de diseño cromático reforzaría el concepto de cuatripartición andina.

Para conocer el origen mineral de estos colores se trabajó con el laboratorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. A través de esta investigación se comprobó que los pigmentos utilizados provienen de diversas fuentes minerales que se encuentran en la costa ecuatoriana.

Entre los descubrimientos se comprobó que el verde proviene de la glauconita, el amarillo de la goethita, el negro de carbón de la magnetita, y el rojo de la hematita. El blanco, obtenido de la caolinita, no fue encontrado en el país, pero se sostiene que fue empleado gracias al contacto regional con la región amazónica.

Los ceramistas de cada cultura procesaron los pigmentos de forma diferente y de acuerdo a sus tradiciones artesanales. Los de la Tolita-Tumaco, por ejemplo, molían en húmedo los pigmentos hasta conseguir granos nanométricos; la cultura Jama Coaque y Bahía, en cambio, elaboraron sus pigmentos tamizando las arcillas con cedazos.

Como parte de la exposición se exhibirán muestras de estos minerales que son parte del acervo del museo petrográfico de la Escuela Politécnica Nacional. Como parte de la investigación se publicará un catálogo que incluye investigaciones sobre el color en culturas precolombinas de otros países.

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