Telmo Pacheco es un representante de la lucha por los desaparecidos en el Ecuador. En su mano, sostiene el retrato de búsqueda de su hijo Telmo Orlando, desaparecido el 3 de noviembre del 2011. A sus espaldas, el mosiaco fotográfico ‘Ausencias’. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
Luchar es mantener viva la memoria de Giovanna, Leonor, David, Telmo, Carolina, Juliana, Paola, Michelle y cientos de desaparecidos que reflejan una problemática social que le duele al país. Sus rostros y los de sus familiares -que se plantan frente el Estado ecuatoriano para exigir respuestas- construyen la exposición ‘Nos Faltan Todas y Todos’, una radiografía de la organización colectiva de cientos de familias que no han dejado de buscar a los suyos y que claman por justicia frente a la violencia machista.
Organizada por el Comité de Lucha Contra la Violencia, Desapariciones y Feminicidios (Covidefem) y la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en el Ecuador (Asfadec) con el apoyo de los colectivos Contrapique y Sublevo, la muestra multidisciplinar dialoga con técnicas como la fotografía, el muralismo, el video y el diseño gráfico. La exposición abrirá sus puertas hasta el 16 de marzo de 2019 en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC).
El rostro de Leonor -apacible, tierno- descansa en una hoja blanca, acompañada de una carta que le escribió su hija, Isabel. La última vez que supo de su madre fue el 29 de abril del 2011, cuando Leonor salió de su domicilio, ubicado en la avenida 5 de Junio (sur de Quito) hacia la casa otra de sus hijas. Nunca llegó. Isabel, presidenta actual de la Asfadec, cuenta que Fiscalía cerró su caso tres veces.
Isabel Cabrera es la presidenta de la Asfadec. Su madre, Leonor Ramírez, desapareció el 29 de abril del 2011. Ese día, Leonor salió de su domicilio ubicado en la avenida 5 de Junio. Su caso ha sido cerrado tres veces. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
“Te extraño tanto, mami. Te amo. Sé que muchas personas dirán que ya no te busque, que quizá ya no estés en este mundo. Pero en mi corazón vives siempre con tu ternura.Te necesito, quiero abrazarte. Te buscaré hasta que Dios me de vida”, dice Isabel. En octubre de este 2019, Leonor cumplirá 81 años.
El retrato de Samira, víctima de femicidio, prende de un hilo. El 21 de febrero del 2018, ‘Sami’, estudiante de Medicina, iba a una guardia rutinaria. Le pidió la bendición a su madre Hipatia antes de salir. Esa tarde, le envió un mensaje a su madre diciéndole que cambiaron su horario y que volvería al día siguiente. No contestó más. El 22 de febrero, encontraron su cuerpo en una quebrada en el sur de Quito. La asesinó Óscar Y., su pareja.
En este mosaico fotográfico del colectivo Contrapique, se retratan movilizaciones en contra de la violencia estructural hacia la mujer. En las imágenes, resalta un cartel con el rostro de Samira, víctima de femicidio. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
Al fondo de la sala, decenas de imágenes en blanco y negro destacan en un mosaico fotográfico que el colectivo Contrapique alimenta desde el 2014, según lo cuenta Alex Ocaña, vocero del grupo. En una de ellas, está el rostro de Telmo Pacheco, símbolo de la lucha de los desaparecidos en el Ecuador. Su hijo, Telmo Orlando, ecoturista de 33 años, desapareció el 3 de noviembre del 2011, tras viajar a Loja para participar en un retiro espiritual de tres días, invitado por una mujer que ofreció pagar todos sus gastos y acogerlo en su hogar.
Su familia no supo más de él. “La justicia no está preparada, no le interesa y no le importa. Por ejemplo, las autoridades cerraron el caso de mi hijo a los 45 días. Me dijeron que era joven, que seguramente fue voluntario. Sabemos que no fue así, porque su bebé apenas había nacido”, relata Telmo.
El 28 de abril del 2012, Carolina Garzón, una joven activista colombiana, desapareció en Quito, recuerda Lidia Rueda, secretaria de la Asfadec. La última vez que la vieron fue en el sector de Paluco-Monjas, en el sur oriente de la ciudad. Era la cuarta vez que Carolina llegaba al Ecuador para disfrutar de sus vacaciones. Pero no volvió. Su padre, Walter, llegó al país para buscarla.
El colectivo Sublevo creó un mural con rostros de personas desaparecidas en el Ecuador. En la muestra se proyecta un registro audiovisual acompañado del poema ‘Los nadies’ de Eduardo Galeano. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
Walter -al igual que Pedro Restrepo- comenzó a plantarse frente al Palacio de Carondelet con la Plaza Grande como escenario de resistencia. Telmo se unió a él y así lo hicieron más familiares hasta que decidieron formalizar un frente colectivo que visibilice la desaparición: la Asfadec. A Telmo, quien siempre vivió en el Centro Histórico, le impactaba la persistencia por la búsqueda de Andrés y Santiago Restrepo. No pensaba que uno de sus hijos desaparecería. “Todos somos vulnerables, por eso es importante que a la sociedad le importe”.
Recuerda a Telmo Orlando como un miembro querido en el núcleo familiar pero, sobre todo, el vínculo que tenía con su madre y su hermano mayor, incluso con su perro, que dejó de aullar desde que sintió su ausencia.
“Para nosotros, estar unidos ha sido nuestro soporte para hacer fuerza y no descansaremos hasta saber qué pasó con las personas que amamos. Usted no tiene idea de cuánto duele y no queremos que otras personas pasen por lo mismo”, dice.
En un hilorama, el colectivo Contrapique creó la pieza ‘Alza la voz, mujer’, en el que se leen los nombres de mujeres que visibilizan el femicidio en Ecuador. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
Telmo ha sido el principal vocero de los familiares que le piden al Estado tipificar la desaparición involuntaria como delito en el Código Orgánico Integral Penal, además de exigir la especialización de agentes y fiscales para los casos de investigación.
En la misma fotografía en la que aparece Telmo en una manifestación, resalta una joven de cabello rizado que sostiene una antorcha. Era Michelle Montenegro, una activista y profesora quiteña apegada a la defensa de los derechos humanos. Ella desapareció el 5 de junio del 2018.
Jazmín es la hermana de Michelle Montenegro, una joven activista por los derechos humanos y docente, desaparecida desde el 5 de junio del 2018 en el sector La Armenia, en el valle de los Chillos. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
Su hermana, Jazmín, cuenta que, en nueve meses, tres fiscales han pasado por el caso de investigación sin ninguna respuesta. Recuerda a Michelle como un ser humano que desde siempre apoyó la lucha de los desaparecidos. “Quiero decirle que la recordamos de la manera en la que ella quisiera: luchando y movilizándonos por ella y por todos los que nos faltan”, dice Jazmín.
En un hilorama, el colectivo Contrapique creó la pieza ‘Alza la voz’, en el que se leen los nombres de mujeres que visibilizan el femicidio en Ecuador. El de Paola Moromenacho resalta, mientras Juan Carlos, su hermano, mira una fotografía. Paola fue asesinada el 4 de agosto del 2017 por su expareja, un ciudadano español que la persiguió desde que ella huyó de España por la violencia que vivió.
Juan Carlos Moromenacho es el hermano de Paola, víctima de femicidio. Su familia exige una sentencia más justa para el culpable. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO
El próximo 2 de abril, la familia de Paola apelará a la sentencia de 26 años del asesino, para que la pena se amplíe a 34 años ocho meses por agravantes que fueron ignorados en el proceso legal como el numeral 4 del artículo 142 del COIP que se aplica cuando el cuerpo de la víctima “sea expuesto o arrojado en un lugar público”.
Los familiares invitan a la sociedad ecuatoriana a visitar la exposición a y la marcha pacífica que se desarrollará en el marco del Día Internacional de la Mujer el próximo 8 de marzo en El Arbolito (norte de Quito) para hacer de la memoria, un antídoto para la impunidad.