Simone Veil, la primera mujer que fue designada presidenta del Parlamento Europeao y considerada una figura del feminismo tras legalizar el aborto en Francia falleció hoy, 30 de junio de 2017, a los 89 años. Foto: EFE.
Ni el campo de exterminio de Auschwitz consiguió apagar la voz firme de Simone Veil, fallecida hoy (30 de junio de 2017) a los 89 años tras haber convertido su vida en un testimonio de lucha por los derechos de la mujer y por la dignidad del ser humano.
La biografía de la francesa está llena de jalones que recuerdan su carácter de pionera.
En Francia gozó de una reputación moral a la altura de muy pocas figuras públicas, como evocaron hoy personalidades como el actual presidente, Emmanuel Macron, o el jefe de Estado que confió en ella para legalizar el aborto, Valéry Giscard dEstaing.
Esa trayectoria singular tiene sus raíces en Niza, en la Costa Azul francesa, donde Veil nació como Simone Jacob en 1927 y donde pasó una infancia feliz en el seno de una familia judía no practicante.
La llegada del régimen filonazi de Vichy, en 1940, acaba de forma abrupta con el trabajo como arquitecto de su padre y supone el comienzo de las penalidades para la familia, que será arrestada cuatro años más tarde.
Su padre, su madre y su hermano no sobrevivirán a los campos nazis. Ella logra mantenerse durante un año con vida en Auschwitz-Birkenau y en Bergen-Belsen, gracias, en parte, a haber mentido sobre su edad al decir que tenía 18 años (los menores eran directamente derivados a las cámaras de gas).
Tras la Liberación de los aliados, regresa a Francia para estudiar en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po), donde conoce a su futuro marido, Antoine Veil, con quien se casa en 1946 y con quien tendrá tres hijos.
Simone Veil junto a su esposo Antoine Veile a la salida del Instituto de Francia tras su designación como miembro de la Academia Francesa. Foto: AFP.
Tras ingresar en la carrera judicial, donde llega a ser secretaria general del Consejo Superior de la Magistratura, sus ideas próximas al gaullismo y a la derecha liberal moderada le acercan a la política, aunque su nombramiento como ministra de Sanidad en 1974 pilla por sorpresa a muchos.
Giscard dEstaing pone en sus manos la defensa de la polémica norma que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo, bautizada para siempre con su nombre, la “ley Veil”.
La ministra pronuncia un histórico discurso ante la Asamblea Nacional en el que lleva a la tribuna la voz de cientos de miles de mujeres que cada año “se ven obligadas a mutilar sus cuerpos” para abortar, lo que le vale los insultos y amenazas desde su propia bancada.
En 1979, marcará un nuevo hito en el avance de las mujeres al convertirse en la primera presidenta del Parlamento Europeo, además en la primera ocasión en que éste es elegido por sufragio universal.
Simone Veil ejerciendo su derecho al voto en París en 1979 durante las elecciones europeas. Foto: AFP.
Firme defensora de la causa europeísta -y distinguida por ello con el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional en 2005-, permanece en la Eurocámara hasta 1993, cuando el primer ministro Édouard Balladour la recupera para el Gobierno como ministra de Asuntos Sociales y Sanidad.
Tras su salida del Ejecutivo, Veil pasa a ser miembro del Consejo Constitucional desde 1998 a 2007, año en que -fuera ya del órgano judicial- defiende con fervor la candidatura presidencial de su amigo Nicolas Sarkozy.
Fotografía de archivo fechada el 6 de abril de 2007 que muestra al entonces candidato presidencial Nicolas Sarkozy y a la eurodiputada Simone Veil durante un acto de campaña en París, Francia. Foto: EFE.
En paralelo, preside la Fundación para la Memoria de la Shoah, desde donde mantiene vivo el recuerdo del Holocausto.
Veil es reconocida también en el mundo de las letras, sobre todo tras su obra autobiográfica ‘Una vida’, que le abre las puertas de la prestigiosa Academia Francesa, donde se convierte en una “Inmortal” (como se llama a los académicos) en 2010.