Muégano, 15 años interpelando a la realidad

Santiago Roldós, es uno de los fundadores de Muégano Teatro. El grupo nació en el año 2000 en Madrid, España. Foto: Gabriel Proaño para EL COMERCIO

Santiago Roldós, es uno de los fundadores de Muégano Teatro. El grupo nació en el año 2000 en Madrid, España. Foto: Gabriel Proaño para EL COMERCIO

Santiago Roldós, es uno de los fundadores de Muégano Teatro. El grupo nació en el año 2000 en Madrid, España. Foto: Gabriel Proaño para EL COMERCIO

El grupo nació en una diáspora en Madrid. Santiago Roldós procedía del mundo académico, con una teatralidad al servicio de lo comercial. Su compañera mexicana, Pilar Aranda, quería romper también "la coraza" del teatro naturalista que imperaba en el teatro mexicano, a favor de la televisión.

La pareja fundó Muégano Teatro en el 2000 en España. El grupo, asentado hace 10 años en Guayaquil, uno de los más importantes del país, cumple sus primeros 15 años reponiendo seis de las 15 obras que han producido a lo largo de estos años.

“Muégano nació de una gran confusión, no teníamos muy claro el por qué de nuestra opción vital por el teatro. Nos empezamos a hacer muchas preguntas sobre la realidad y el quehacer teatral. El grupo fue un dispositivo para empezar a estudiar”, dice Roldós, actor y director guayaquileño.

La pareja colaboró con la Asociación Rumiñahui, de migrantes ecuatorianos, con los que montaron obras de teatro. De allí surgió Palabras contra el silencio, a partir de las improvisaciones de los inmigrantes empujados al exilio por el Feriado Bancario.

En un texto, una chica decía: “España: el cuello doblado, la mirada en el suelo, el maltrato; casi como en casa”.

“Para mí fue como una primera reconciliación con mi país. Porque yo normalmente trataba de escapar de Ecuador, abominaba, odiaba Ecuador, me daba vergüenza, lo padecía”, recuerda el director del grupo.

Entre los elementos que jugaron un papel crucial en la decisión de asentar el grupo en Guayaquil estuvo la visión de Pilar Aranda, que siendo mexicana consideró que el mejor lugar para Muégano estaba en el Puerto Principal.

Aranda, que le dio nombre al grupo por unos dulces mexicanos unidos en una melcocha, cuestionaba el sentido que tenía presentar la propuesta de Muégano en Madrid. Un teatro de la indignación, del cabreo, contestatario, contra corriente, tenía sentido hacerlo en un lugar que les incumbiera más, que les doliera inclusive.

Muégano se fundó como un laboratorio autodidacta a partir de la obra de Brecht, creador del teatro épico o dialéctico. Beckett, figura del teatro del absurdo, es otra de las influencias que los constituyen.

A lo largo de estos 15 años lo que la compañía se ha propuesto es reírse del ridículo permanente de la realidad; jugar, denunciar y develar las farsas políticas del pasado y el presente.

“Más que absurdo me gusta la palabra disparate”, indica Roldós. “A mí lo que me constituye como director, como dramaturgo, es la Iglesia Católica -un lastre que me llevaré hasta la muerte-, Bugs Bunny y el humanismo. Estas son mis tres catedrales que al mismo tiempo trato de dinamitar”.

Esa noción de disparate, extrañamiento y asombro marcan sus propuestas escénicas. “¿Como puede ser que la gente piense que lo que vivimos es normal? La gente vive con una naturalidad una cosas tan incomodas y absurdas. El teatro del absurdo es la realidad, no lo que hacemos nosotros”.

El pozo de los mil demonios, Juguete acerca de la violencia, Elisabeth, la princesa del oboe y la patineta (títeres), El viejo truco del círculo de tiza, Karaoke y Pequeño ensayo de la soledad son las piezas que el grupo repondrá en los meses siguientes, por el aniversario.

Karaoke, orquesta vacía –primera obra escrita por Roldós desde lo grupal- es ahora su pieza más representativa. Se trata de una sátira política y existencial, fragmentaria y delirante, con una parodia de Abdalá Bucaram y apasionados monólogos que bordean la locura.

Una obra que cuestiona y pone en duda todas las convenciones planteadas en las estructuras teatrales tradicionales, apunta Bertha Díaz, crítica de artes escénicas. “Es la estética del riesgo en su sentido más amplio”, agrega la investigadora en un artículo de la revista El Apuntador.

Ramón Barranco, director artístico del Teatro Sánchez Aguilar, coincide con que Muégano realiza uno de los trabajos más arriesgados e interesantes del país en cuanto a nuevas dramaturgias. “Creo que es una compañía que si no existiera habría que inventarla”, dice Barranco. “Es uno de los grupos más importantes del país, sin duda; sigue la estela de Malayerba, con mayor proyección internacional”.

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