Dos antiguos sofás salieron de una bodega de trastes para volver a ser útiles. Foto: María Isabel Valarezo/EL COMERCIO
Reciclar objetos viejos, inservibles o que ya perdieron el tren de la historia, para darles una nueva vida y darles una nueva utilidad, es una tarea compleja.
Pero eso es, precisamente, lo que hacen los jóvenes emprendedores de Arrebato desde hace dos años y pico.
Carolina Iturralde y Felipe Valencia transmutaron una tradicional vivienda modernista -emplazada entre las calles Martín de Utreras N31276 y av. Mariana de Jesús- en un reformatorio de objetos en desuso.
Muebles patojos, lámparas ciegas, teléfonos ancianos, tanques de gas obsoletos se transforman en bonitos y relucientes objetos utilitarios y estéticos luego de que Iturralde,
Valencia y expertos como el maestro tallador Juan Ortega los transforman en bonitos, útiles y decorativos accesorios.
La casa, asimismo, se puede convertir en un taller abierto, donde cualquier artesano ‘debidamente acreditado’ puede dictar sus cursos e ilustrar a quienes estén interesados en técnicas tan sui géneris como grabado, reparación de muebles, pintura, origami, diseño gráfico, teatro…
En una esquina del subsuelo, Martina Samaniego hace maravillas con sus conocimientos de xilografía…