Este modelo (Home kids) de Maderarte fusiona originalidad, multifuncionalidad y color. Foto: cortesía Maderarte y Kargez Zona Madera. Julio Estrella/ EL COMERCIO
En muebles para niños, la calidad de los materiales y acabados y los diseños diferentes tienen incidencia en el éxito o el fracaso, según Ángeles Meneses, de Karges.
La razón: fanáticos como son de la Internet y las redes sociales, están al tanto de todo lo que se cocina en el mundo, incluidos el diseño y la decoración. Y exigen lo mejor.
Los talleres internacionales que se dedican al mobiliario infantil (Ikea, P’Kolino, Kos, Zalf, Duc-Duc…) marcan las tendencias, pero tienen un inconveniente: son propuestas para ambientes espaciosos; lo que no pasa en el país donde, generalmente, los cuartos tienen los m² justos.
En eso, explica Edith de Martínez, de Maderarte, el quid está en optimizar el espacio con la máxima capacidad. Y convertir las alcobas en una fusión de dormitorio y sala de recreación. “Los chicos realizan todas sus actividades en esas 4 paredes”.
Los mejores aliados son los muebles multifuncionales. Estos deben ser versátiles, acogedores, resistentes, duraderos y útiles, asevera Martínez.
Además, deben adaptarse a nuevos usos mientras los niños van creciendo. Los muebles extensibles o convertibles son una solución a esa coyuntura.
La ergonomía (a la medida y escala de los chicos) y la funcionalidad son vitales, explica la Arq. Isabel Pérez Chiriboga, de Deco Kids.
El mobiliario infantil debe ser seguro. Y alegre. E inoquo (pintados con lacas no tóxicas, por ejemplo). Y divertido, para que atraiga a los niños, recalca Pérez.
La madera sólida es el material por excelencia. Ya sea barnizada al natural o lacada en los tonos que aman los niños. Seike, roble, teca son los más usados. También ciprés.