Investigadora australiana constató que los cadáveres 'se mueven' más de un año después de la muerte

Imagen referencial. Un estudio realizado por una científica australiana comprobó que los cuerpos de las personas se mueven a medida que se descomponen. Foto: Pixabay.

Imagen referencial. Un estudio realizado por una científica australiana comprobó que los cuerpos de las personas se mueven a medida que se descomponen. Foto: Pixabay.

Imagen referencial. Un estudio realizado por una científica australiana comprobó que los cuerpos de las personas se mueven a medida que se descomponen. Foto: Pixabay.

Durante seis meses, la investigadora australiana Alyson Wilson, registró imágenes por medio de la técnica 'time-lapse', de un cadáver. Ella trabaja en una 'granja de cuerpos' que funciona en las afueras de Sídney y con sus fotografías constató que los cadáveres "se mueven" más de un año después de la muerte. Sus hallazgos fueron difundidos en la revista Forensic Science International. 

Las 'granjas de cuerpos', según explica la BBC, son "centros que investigan la descomposición de cadáveres". Su fin es "ayudar a la Policía y a los patólogos en investigaciones criminales", por lo que los científicos prefieren denominarlos cementerios forenses o laboratorios de tafonomía, una ciencia que estudia cómo se descomponen los organismos. 

Para realizar la investigación, Wilson programó la cámara para que tome fotografías cada 30 minutos. La científica contó a la Agencia AFP que pudo constatar cómo los brazos de un cadáver, que inicialmente estaban pegados a él, terminaron extendidos hacia los costados. 

"Creemos que los movimientos se relacionan al proceso de descomposición, a medida que el cuerpo se momifica y los ligamentos se secan", declaró Wilson. El estudio tenía la finalidad de mejorar un sistema utilizado que permite a los forenses estimar la hora de muerte de una persona.  

Según dijo Wilson a la AFP, un mejor entendimiento del movimiento después de la muerte puede ayudar a reducir las malas interpretaciones de una escena del crimen, pues permitirá a los forenses "realizar un mapa de la escena del crimen, de la posición del cuerpo de la víctima y de cualquier evidencia física que se haya encontrado y que ayude a entender la causa de la muerte". 

El cuerpo que fue investigado por la forense fue donado a la Australian Facility for Taphonomic Experimental Research (After). Perteneció a un hombre que murió de causas naturales. Más allá que unos raspones en las piernas, el cadáver no presentaba otro tipo de heridas, se explica en el estudio. 

A 24 horas de su muerte, el donante fue colocado en los exteriores de After. El cuerpo fue recostado sobre la espalda y colocado en el interior de una jaula de 4,35 metros de altura por 2,40 metros de ancho y 4,35 metros de largo.

Esto sucedió en febrero del 2018 y la primera fotografía fue tomada dos horas después de la llegada del cuerpo al sitio y de allí cada 30 minutos hasta agosto del 2018. Las imágenes solamente fueron tomadas durante el día, por lo que el estudio no pudo determinar los movimientos en la noche. 

Xanthe Mallett, profesora de la Universidad de Newcastle en Australia, quien supervisó la investigación de Wilson, señaló a la cadena ABC que las observaciones de los movimientos son importantes, pues la Policía asume en general que la posición en que se halla un cadáver es la que tenía al momento del deceso, a menos de que los restos hayan sido trasladados de un lugar a otro.

Mallet, citada por la BBC, ejemplifica la importancia de los hallazgos de la siguiente manera: "Si una persona muere de una sobredosis de drogas, la Policía esperará hallar una jeringa en la mano o muy cerca de la mano de la persona fallecida, pero debido a los movimientos post-mortem, las manos pueden haberse movido bastante lejos dela jeringa. Y eso podría llevar a una interpretación errónea de la causa de la muerte".

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