El montuvio manabita tiene como opción a camionetas con cajones de madera. Foto: Katherine Delgado para EL COMERCIO.
Son albañiles, metalúrgicos y diseñadores de uno de los accesorios más antiguos de la industria automotriz artesanal.
Se trata de las carrocerías de madera que son construidas por artesanos que aprendieron a fusionar esas técnicas para atender una necesidad del transporte rural de la Costa ecuatoriana.
La actividad productiva en el campo es muy exigente y es por eso que el transportista a lo largo de años ha preferido reemplazar la carrocería original, que sale de las fábricas, por un cajón de madera.
El accesorio se ajusta a esa fuerza que se necesita, por ejemplo, para llevar el ganado, el plátano, el cacao, el banano y hasta grupos de personas.
En Manabí es una práctica cotidiana del pueblo montuvio que habita en la zona rural.
La actividad productiva de esas áreas gira alrededor del transporte de carga en camionetas y camiones. También se lo hace en motocicletas, caballos, burros y canoas.
Pero los vehículos ayudan a que la carga se traslade con más prisa y eso hace que este medio sea uno de los más empleados en la movilidad.
Manabí ocupa el tercer y cuarto lugar con el mayor parque automotor de camionetas (31 890) y camiones (5033) a escala nacional, según el Anuario de Transportes del 2016 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Calixto Moreira lleva 10 años en el oficio de modificar una parte de la estructura de vehículos para trabajos exigentes.
Todo empieza con la construcción de la base del cajón donde se entrelazan maderos en forma vertical y horizontal.
Con esta estructura se asegura el peso del resto del esqueleto superior. Arriba se forma un cuadro compuesto por finas y largas varengas, que luego son revestidas con láminas metálicas.
Es el ejemplo resumido de esta estructura en la que se utiliza el madero moral y canelo como elementos básicos.
Una carrocería para una camioneta sencilla tiene 5 metros de largo por 2 de ancho.
Se construye en una semana y tiene un costo de USD 700 si acaso lleva una parrilla de hierro, comenta Moreira.
En el campo dan fe de que estos baldes, como los llaman, pueden durar entre 7 y 10 años con trabajo muy exigente.
Ramiro Moreira hace fletes en el cantón El Carmen y es fiel al uso de estas carrocerías desde que tuvo su primera camioneta Ford F100 modelo 1948.
En el campo manejan la lógica de que el balde debe ser resistente y poco pesado.
Moreira explica que una camioneta sencilla que sale de la fábrica tiene la capacidad de resistir entre 1 a 3 toneladas.
En cambio, con la modificación a madera, su resistencia puede llegar hasta las 5 toneladas y un poco más.
El Anuario de Transportes del INEC señala que en el país se matricularon más camionetas con una capacidad de carga de 1 a 3 toneladas el año pasado.
Fueron 397 551 las registradas en la Agencia Nacional de Tránsito. En tanto, 5 806 con una capacidad de carga entre cuatro a seis toneladas se matricularon ese mismo año.
La Carrocería Vélez es la más antigua en El Carmen, con 40 años en este oficio. Su propietario Adrián Vélez ha visto en esos años cómo las fábricas intentan satisfacer la necesidad de las transportistas del campo, pero con poco éxito. Por ejemplo, algunos diseños modernos incorporan una armazón metálica con un recubrimiento de fibra de vidrio.
Aún así en ocasiones se terminan fisurando.
Vélez dice que la fibra es una buena aliada de la madera. De ahí que las nuevas construcciones de baldes de madera llevan la fibra para resistir sobre todo al transporte de productos del mar.
Para el montuvio manabita el transporte en vehículos con accesorios maderables es un sello de identidad y tradición.
Así se movilizaban sus ancestros. Ellos en años pasados tenían como principal opción de transporte a la ranchera.
En la tradición de este pueblo recuerdan a ese automotor como el medio masivo para la carga y para los largos viajes.
En el cantón El Carmen esos automotores son los principales medios para trasladar hacia las urbes los productos que se cultivan en el campo.
En los establecimientos donde construyen las carrocerías de madera cada año se moderniza el chasís de al menos unas 30 rancheras.