Científicos manejan diversas teorías sobre la llegada de una ballena jorobada a la selva de Brasil. Su cadáver fue hallado el pasado 22 de febrero del 2019. Foto: Instagram/@bicho_dagua.
El hallazgo del cadáver de una ballena jorobada en medio de la selva de Brasil causó sorpresa. La comunidad científica y cientos de personas en el mundo se preguntan cómo pudo llegar el animal a los manglares de una selva en Brasil. Hasta este 26 de febrero del 2019, los expertos manejan varias teorías.
Judith Denkinger, docente de la Universidad San Francisco de Quito y especialista en ecología y mamíferos marinos, cuenta que las ballenas jorobadas habitan en aguas polares del Ártico y el Antártico, sin embargo, migran a zonas más calientes para reproducirse y dar a luz a sus crías. Ella cree que es muy probable que la ballena hallada en Brasil sea de la población del Atlántico Norte, que actualmente se encuentra migrando por el Caribe.
Según Denkinger, “para una ballena, desde el Caribe hasta la bocana del Río Amazonas no es tan lejos”. Y cree que el cetáceo “se perdió en el camino, porque normalmente están por las Bahamas y no se bajan tanto al sur, pero de vez en cuando hay algunos animales que se extienden un poco más”.
Con ella coincide Cristina Castro, miembro de la Pacific Whale Foundation y asesora técnica del Movimiento Animalista Nacional (MAN) quien trabaja con ballenas desde 1997. La especialista recuerda que en Ecuador también ha habido casos de animales, como elefantes marinos o ballenas jorobadas, que han llegado al país.
En el caso de las ballenas jorobadas, dice Castro, “cuando las crías están recién nacidas se mantienen muy cerca de la costa”. Estos cetáceos que pueden llegar a medir hasta 16 metros en el caso de los machos y 14 en el de las hembras, “pueden estar en profundidades de hasta cinco metros”, asegura.
El cadáver de la ballena jorobada hallada en Brasil mide 11 metros de largo y pesa cerca de 10 toneladas. Su hallazgo se produjo luego de que se siguió a una bandada de aves carroñeras que sobrevolaba el lugar para comerse los restos de la ballena.
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Por ahora, los científicos continúan investigando las causas de la muerte del cetáceo. Denkinger explica que las ballenas actualmente se enfrentan a varias amenazas. Entre ellas destaca la pesca accidental y la contaminación, causada por bifenilos policlorados (PCB) y metales pesados que bajan “las defensas de las ballenas”.
Según Denkinger, hay algunos PCB que causan infertilidad en las ballenas y “hay casos de orcas en el Atlántico Norte que no pueden reproducirse más, entonces seguramente vamos a perder” a estos animales “en los próximos 80 años”.
Otro problema al que se enfrentan las ballenas, dice la experta, es la contaminación acústica. Explica que estos animales “se orientan a través del oído y campos magnéticos” lo que permite que se comuniquen entre ellos sin la necesidad de verse, pero que “mientras nosotros aumentamos el tráfico de los océanos, aumentamos el ruido y eso impacta en la comunicación y la orientación” de los cetáceos.
Hay algunos ruidos tan fuiertes, según Denkinger, que pueden reventar los oídos de ballenas y delfines. Y esta podría ser otra explicación de cómo llegó la ballena al manglar.
Castro, añade que en el país, las ballenas jorobadas se encuentran amenazadas también por el turismo “mal manejado” y por la colisión con barcos. Según se explica en el sitio web del Museo de Ballenas de Salinas, “se sospecha que muchas de las cicatrices y mutilaciones que se observan en algunas ballenas jorobadas son el resultado de encuentros no letales con barcos”
Científicos de Brasil manejan también la teoría de que el animal murió por ingerir plásticos lo que causó que su cadáver sea desplazado hacia el interior del Amazonas por una crecida de las aguas. De ser este el caso, esta ballena se sumaría a la lista de cetáceos que han muerto en los últimos años como consecuencia de los plásticos en el océano.
“Si realmente esta ballena se murió por plástico habría que ver, habría que abrirla y revisar el estómago y los intestinos“, sostiene Denkinger, quien asegura que el problema de la contaminación en los océanos es “mucho más grande de lo que la gente se imagina, porque el plástico ya está en la base de la cadena alimenticia“.
La ingesta de plásticos tiene varios efectos en la salud de las ballenas. Denkinger explica que los que están en el estómago de los animales no se digieren, sino que se van acumulando. “Con el tiempo pueden bloquear los intestinos. Entonces, los animales que ingieren plástico sufren de una muerte muy lenta y muy poco agradable”, concluye Denkinger.