La mora y el cedro amenazan a las Islas Galápagos

El humedal de la isla Isabela es monitoreado. Fotos: cortesía G. Rivas, USFQ y DPNG.

La mora, el cedro y la guayaba pueden ser una amenaza para los ecosistemas y la flora de Galápagos. Aunque algunas de estas plantas están en peligro de extinción en otras regiones, en las islas representan un riesgo para la conservación.
Un estudio realizado por las Universidad San Francisco de Quito, la Universidad de Carolina del Norte y la Dirección del Parque Nacional Galápagos demuestra que un 2,2% de la zona protegida de las islas tiene vegetación invasiva.
Gonzalo Rivas, profesor investigador de la USFQ y Galapagos Science Center, explica que esta publicación es el primer mapeo de este tipo que muestra la extensión de las especies que no son nativas de estos ecosistemas.
El trabajo publicado en la revista Progress in Physical Geography analizó nueve ecosistemas nativos, seis zonas dominadas por vegetación invasiva y dos tipos de lava, situados en las 18 islas monitoreadas.
Isabela, con el 2,88% de su área protegida, y Santa Cruz, con el 3,09%, son las islas que tienen el porcentaje más alto de territorio protegido dominado por especies invasivas.
Según Rivas, aunque el número total puede sonar bajo, esta extensión ocurre sobre todo en los ecosistemas más amenazados, que son los húmedos de la parte alta.
Aunque la guayaba es la especie no nativa más abundante en el PNG, la mora es la única que se encuentra presente en las cinco islas afectadas, que están sobre los 400 metros sobre el nivel del mar.
Rivas explica que la mora es una especie que fue introducida a Galápagos y se la considera “muy invasora”. Esta planta causa impacto negativo sobre la flora local, ya que es un arbusto que crece de una manera muy densa y, debido a su sombra, no permite que otras plantas crezcan debajo.
El cedro es otra especie que pone en peligro a los ecosistemas de las islas. En el mapa se puede observar que esta planta está creciendo con mayor rapidez en la zona. “Sabemos que tiene una condición química que hace que otras plantas nativas no puedan crecer con normalidad”, dice el investigador. A través de otros estudios que se están llevando a cabo en el lugar, se ha evidenciado que el cedro está compitiendo con una de las especies del género Scalecias.
Esta es una planta que solo se registra en el Archipiélago. Una publicación previa realizada por estos investigadores muestra que el cedro está influyendo para que la población de los árboles de Scalecia pedunculata esté declinando en Santa Cruz.
Walter Bustos, director del PNG, explica que este estudio permite establecer prioridades de acción, ya que se puede conocer dónde se encuentran las especies invasoras.
Algunas imágenes muestran que una parte de estas especies están próximas a las fincas, donde a veces no se tiene mucho acceso y no se ha podido identificar bien el alcance, dice el director del PNG.
Aunque actualmente se realizan controles permanentes para evitar la expansión de las especies dañinas, este mapa permite reorientar el trabajo y establecer una nueva línea de base. Según Bustos, con este mapa se pueden elaborar planes más específicos y calcular presupuestos más eficientes para detener el crecimiento de especies invasoras. El siguiente paso es un ejercicio en las zonas ya identificadas.
Galápagos está en una etapa temprana de invasión de flora, a diferencia de islas como Hawái, donde se registran cerca de 500 plantas invasoras y la situación se considera casi irreversible. Este es un momento clave para las islas ecuatorianas, dice Rivas, ya que en algunos casos recién están empezando a sentirse los impactos de estas especies.