El modelo colombiano, Diego González, espera volver a su país para trabajar en un proyecto en el área de la reproducción bovina. Foto: Archivo/ El Tiempo de Colombia.
Con 1,87 metros de altura y lo que él denomina ‘suerte de la genética’, el médico veterinario Diego González, a sus 30 años, ha logrado ser uno de los colombianos que ha conquistado las pasarelas internacionales.
Este bogotano agradece a sus días como estudiante de la Universidad Nacional el mantener los ‘pies en la tierra’ pero ahora se prepara para ser la portada de la revista ‘Men’s Health’ Singapur en la edición de octubre o noviembre.
‘Ya tengo las fotos, fue como un reto personal, un sueño. Es la foto que todo modelo hombre quisiera hacer pues esta revista es una de las más importantes, si no es la más, a nivel mundial para hombres’, afirma González.
Con cuatro años de experiencia trabajando en el exterior, ha tenido la fortuna de trabajar para marcas como Chanel en Singapur, Nescafé Gold en Filipinas, Toyota en Tailandia, Whiskey Dewars en Singapur; Samsung en el lanzamiento del Galaxy Note 3 y Electrolux en Laos, Vietnam, Singapur, Tailandia y Filipinas.
Además, ha sido la imagen de prestigiosos hoteles como el ParkRoyal, Índigo, Anantara y CrownPlaza en Asia.
Recuperar el dinero de un semestre de ingeniería electrónica fallido en la Universidad de Los Andes lo llevó a prestar el servicio militar. En la base de Hato Grande, González descubrió su pasión por los animales.
Al terminar el servicio militar cursó un pregrado en la Universidad Nacional adquiriendo el título de médico veterinario y viajó a Argentina para hacer una especialización en reproducción bovina, en la Unión Agrícola de Avellaneda.
Los títulos no fueron suficientes en un mercado donde el profesionalismo se mide en experiencia y edad, y por eso, tras seis meses de desempleo, envió hojas de vida a tiendas de ropa, ‘call centers’ y restaurantes.
Las primeras pasarelas internacionales
En los últimos días de su especialización, una mujer en un centro comercial de Buenos Aires se le acercó para preguntarle si era modelo y a la negativa, le dejó una tarjeta de contacto para trabajar en el ámbito de la moda.
‘Uno en Colombia aprende a ser desconfiado de todo y de todos, por eso no le preste mucha atención a la mujer y me dio risa (…) me dijo que si cambiaba de opinión le escribiera un correo o la llamara’, cuenta.
Un año después, casi por casualidad, reencontró la tarjeta de quien resultó ser la representante internacional de una agencia de modelaje con oficina en Montevideo, Buenos Aires y Barcelona.
A la semana, González recibió un correo ofreciéndole una opción laboral para comenzar una carrera en China. El modelo cuenta que aunque le pareció mentira aceptó la oferta y en menos de un mes recibió un contrato para volar a Beijing
Problemas con la visa hicieron que perdiera ese primer viaje, pero en menos de dos semanas, Raquel, la representante, le consiguió otro contrato con una agencia de Shanghái que le compró un boleto de avión por Alemania.
Tras 27 horas de vuelo, empezó su carrera internacional como imagen del Hotel Índigo de Shanghái y, en cuestión de días, ya tenía alrededor de siete castings diarios.
Aunque González ha dejado en alto el nombre de Colombia en Asia, dice que su trabajo como modelo es sólo una forma de mantenerse y no una carrera profesional y, por eso, planea en los próximos años trabajar en el mercado de la moda en Corea y Japón.
Espera con eso sumar un capital para regresar a su primer amor en su país, un proyecto en el área de la reproducción bovina.