El filme se aleja de la tradicional figura de la princesa de Disney para emprender un viaje iniciático en busca del destino. Foto: Captura
Entre las princesas que habitan el imperio Disney, ‘Moana’ aparece como una muestra de la capacidad que tiene un estudio tan legendario como este para reinventarse, no solo en su técnica sino en la oferta de historias que se adaptan a los grandes cambios sociales y culturales.
Con una estela de notables producciones y antes de parar en puerto seguro, Disney ha zarpado en busca de una nueva aventura a través del vasto Océano Pacífico, del que emerge esta nueva película de animación, protagonizada por una potente figura femenina.
Esa figura es Moana, hija del jefe de una tribu que habita una pequeña isla polinesia, lo cual la convierte técnicamente en una princesa. Pero esa condición de nobleza pasará a ser algo casi anecdótico cuando la pequeña Moana se transforme en una adolescente inquieta, ingeniosa, independiente y comprometida con el bienestar de su gente y de su entorno.
Video: YouTube, cuenta: Disney Studios LA
Antiguos colaboradores de Disney, John Musker y Ron Clements, como directores, no solo han experimentado el cambio tecnológico de la animación tradicional a la digital, sino que su larga experiencia les ha permitido introducir novedosas variaciones sobre las tradicionales fórmulas narrativas, que terminan por revitalizar el conjunto de la obra.
Moana emprende un épico viaje a través del océano. Pero no lo hace en busca de su amor verdadero ni para enfrentarse a un terrible villano, sino como parte de un impulso vital que busca salvar a los habitantes de la isla y restablecer el equilibrio de la naturaleza que ha sido alterado.
En su aventura se rodea de carismáticos y bien perfilados personajes que enriquecen un relato que, además, se luce por un impresionante acabado visual.
La cinta navega en un bien escalonado vaivén de pasajes divertidos y emociones intensas que la llevan a buen puerto, al ritmo de sonidos ancestrales y tropicales que aportan vivacidad y que se acoplan bien a los tonos emocionales de la historia, gracias a la sensibilidad y talento de un compositor como Lin-Manuel Miranda.