La conexión mente-cuerpo se realiza con la espalda completamente recta y los ojos cerrados. Es preferible hacerlo en un sitio acogedor de la casa. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Tras el pedido de aislamiento por la presencia del covid–19 en el país, decenas de personas llaman a la calma y a imaginar el futuro con optimismo. Tranquilizarse por cuenta propia cuesta y por eso la gente ha recurrido a la práctica de la meditación.
Se trata de una práctica milenaria que entrega paz y calma interior a niños, jóvenes y hasta a personas de la tercera edad. También favorece la concentración, reduce la presión sanguínea. Consiste en conectar la mente y el cuerpo a través de la respiración y hacer conciencia del momento presente con la autoobservación.
Patty Pachón, Health & Fitness Coach, explica que para meditar no hace falta vivir en la India, practicar yoga o ser un monje.
Para alcanzar esa paz y calma interior se requiere, inicialmente, de cinco minutos al día. Esa es la sugerencia para la mayoría de personas, hasta que adquieran costumbre.
Con sus alumnos, Pachón ha alcanzado los 20 minutos. No es tarea sencilla, pues requiere de mucha concentración. Sin embargo, hay clases especiales en las que esta práctica alcanza la hora. Generalmente es una meditación guiada, con visualización. “El tiempo pasa muy rápido cuando meditas”.
Durante ese encuentro las personas liberan tensiones y frustraciones y, al terminar la clase, se sienten más tranquilas y optimistas, pero también con más energía, pues la conexión mente–cuerpo también aporta beneficios físicos, al igual que los ejercicios.
Si le cuesta trabajo estar sentado, puede acostarse de espaldas y con las piernas completamente estiradas. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Por esa razón, deportistas de élite como Pau Gasol y Lebron James, por ejemplo, recurren a esa práctica milenaria. La mayoría de personas meditan con la guía de un profesional, pero también es posible tomar conciencia del momento presente en soledad y en la comodidad del hogar.
La gente que está acostumbrada a contar con su entrenador puede recurrir a aplicaciones móviles; hay varias que son gratuitas y que ofrecen diferentes tipos de meditación, dependiendo de la espiritualidad de cada individuo y de sus objetivos. La más practicada es la meditación enfocada en la respiración, en una frase o mantra o en una afirmación.
Para liberarse de las tensiones o preocupaciones, o para buscar una salida a los problemas es importante meditar en silencio, y para eso se sugiere aprovechar un momento del día en el que exista un mínimo de movimiento dentro de la casa, apagar la televisión, la radio y el celular. Son apenas cinco minutos de desconexión, que además traerán alegría, más conciencia y estabilidad emocional. Por eso es una alternativa para también combatir la depresión y ansiedad.
¿Qué parte de la casa resulta mejor para meditar? De acuerdo con los especialistas, es importante seleccionar el lugar más acogedor de la vivienda y cumplir con la práctica sentado sobre una colchoneta con la columna recta, el mentón paralelo al piso, los hombros relajados y con una sonrisa.
También puede hacerlo sobre una silla, totalmente acostado o con las piernas encima de un sillón o de un mueble que las sostenga. El objetivo es quitarle la agitación a la mente y regalarle esos minutos de silencio. Se sugiere el uso de ropa cómoda.
La meditación puede estar acompañada de una música especial, que se seleccionará en función del objetivo de cada desconexión. También puede usar aceites esenciales o velas con aromas.
Puede meditar a cualquier hora del día pero, si se trata de un deportista, Pachón sugiere cumplir primero con la actividad física, luego desarrollar técnicas de respiración y finalmente la conexión mente–cuerpo. A una persona que realiza yoga, en cambio, le recomienda 20 minutos de meditación al final de la práctica.
Esa actividad también se puede realizar en grupo, incluso con los más pequeños de la casa. Lo ideal en ese caso es que una persona lidere el grupo e invite a los integrantes a pensar en cosas positivas o a estar en silencio. Cuando las personas realizan una actividad en conjunto, hay un compromiso de asistencia.