Miguel Jiménez, el 21 de septiembre en El Personaje de Ecuadoradio

Su padre fue fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional. Esta fotografía fue tomada en 1991. Foto: Archivo EL COMERCIO

Su padre fue fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional. Esta fotografía fue tomada en 1991. Foto: Archivo EL COMERCIO

Su padre fue fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional. Esta fotografía fue tomada en 1991. Foto: Archivo EL COMERCIO

Miguel Jiménez es un músico ecuatoriano con amplia formación académica y una vasta experiencia artística. Director de orquesta y solista en clarinete. Trabajó en varios países, entre ellos en Canadá como director de orquestas.

Jiménez disfruta de la música y el ejercicio físico. “En el parque me preguntan porqué haces tanto ejercicio si tienes 66 años. Les digo quiero morirme sano”.

¿Cómo nace la afición a la música?

Empezó por mi padre, él fue músico y ha habido también en la familia diferentes músicos de diversos estilos. Mi padre fue fundador de la Orquesta Sinfónica Nacional allá por 1945.

¿Cómo le fue en la escuela?

Bien, es uno de mis gratos recuerdos la escuela, porque la educación en ese tiempo me parece que tenía una excelencia, por los profesores que había.

¿Y en el colegio?

Pasé por cuatro colegios. No era muy disciplinado. Finalmente me gradué de técnico en el Central Técnico. Me gustaba desarmar y armar las cosas.

¿Cómo aprendió el arte musical?

Solo viéndoles a mis hermanas que hacían las escalas. Comencé solamente así. A los 7 años mi papá dijo hay que ponerle en el Conservatorio, pero había un problema grave, que en ese tiempo el Conservatorio era parte de la Universidad Central y siempre estaba en huelga. El Conservatorio se cerraba por distintas épocas, no había continuidad. Yo salí de eso, hasta llegar a los 13 años que ya pude seguir con continuidad el Conservatorio. A los 14 años ya empecé a tocar profesionalmente.

¿Y ya le pagaban?

Claro, ya ganaba dinero y por ello siempre me pagaba todas mis cosas.

¿En esa época cuánto empezó ganando?

Era bastante dinero para esa época, 120 sucres creo que recibía. Yo reunía toda esa plata y con ese dinero me fui a Estados Unidos a estudiar en la Universidad de Texas.

¿A qué edad se fue a la Universidad de Texas?
Cuando terminé el colegio, tenía 19 años.

¿Qué hizo luego de la Universidad de Texas?

Termino la carrera en el 76 y regresé a Quito. Aquí había posibilidades de ingresar a la Orquesta Sinfónica, di la prueba de ingreso me aceptaron como primer clarinetista. A los dos años y medio la señora Memed Dávila de Burbano, que era la presidenta de la Junta Directiva en ese tiempo, tuvo la idea de enviarme becado a Polonia.

¿En la época de país de la cortina de hierro?

Seriamente cortina de hierro como era, porque no había comida, había que hacer largas filas para comprar una libra de arroz al mes, dos pedazos de pollo, era terrible.

¿Su permanencia de dos años en Varsovia qué representó?

Aprendí a vivir sin lujos, aprendí a valorar las cosas, nada material. Eso me ha servido porque ahora vivo en una austeridad total, me gusta estar en soledad, sin necesidad de tantas cosas materiales. Tengo cosas que posiblemente no tenga oportunidad de utilizar hasta que me muera.

¿Qué por ejemplo?

Instrumentos musicales, tengo un piano de cola y eso estoy regresando ahora de nuevo a las raíces. Me paso tocando el piano.

¿Qué hizo a su regreso de Varsovia?

Regresé porque tenía que pagar la beca. En ese tiempo ya habíamos cuatro directores jóvenes, Álvaro Manzano, Julio Bueno, un joven Grijalva que vino de Rusia y mi persona.

¿En qué momento nace la idea de ir a Canadá?

Eso pasó en el 87. Pasé un año en la Sinfónica de Guayaquil, director titular. Pasé 10 años en Canadá, en la capital Ottawa.

¿Qué tal época la de director de la Orquesta Sinfónica de Cuenca?

Fue muy buena porque hice bastante amigos.

¿Y como solista cómo le ha ido a Miguel Jiménez?

Bien, siempre me gustó estar en forma, así empecé, no como director de orquesta sino como solista.

¿Esa combinación entre la música y el ejercicio físico qué representa para usted?

Disfruto de la música y el ejercicio físico.Hago una broma de esto, porque en el parque me preguntan porqué haces tanto ejercicio si tienes 66 años. Les digo quiero morirme sano. Si no estoy en forma y no tengo salud voy a estar miserable, no tengo ganas de escuchar música, no tengo ganas de comer bien, no tengo ganas de estar en armonía con mis hermanas.

¿En el Colegio Central Técnico desarmaba las cosas y después como director cómo armaba los conciertos?

Los conciertos para mí se me hicieron fácil porque como viví en Canadá y en Polonia veía cómo los directores de diferentes orquestas hacían sus conciertos.

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