Las políticas migratorias del presidente estadounidense Donald Trump y la crisis económica, sobre todo, en España frenan la visita de emigrantes ecuatorianos para Navidad y Año Nuevo.
No hay cifras oficiales, pero la disminución es evidente en los aeropuertos ecuatorianos por donde llegan los compatriotas residentes en Estados Unidos y España. Los migrantes son originarios, principalmente, de Azuay, Cañar, Guayas, Chimborazo…
En años anteriores las zonas de arribo internacional estaban abarrotadas de familiares que esperaban a sus parientes. Ahora son contados los reencuentros, en los que hay lágrimas y abrazos.
Así fue el reencuentro de Carlos Tenesaca, de 53 años, con su madre María Guamán, de 72. La tarde del jueves pasado, ella esperó ansiosa la llegada del vuelo 177 de Tame al aeropuerto La Mar de Cuenca. Ella, que vive en el cantón cañarense de Suscal, recibe cada año a sus tres hijos con sus familias. “Esta Navidad será diferente porque solo llegará uno, pero aún así estoy contenta”.
Según Tenesaca, no es buen momento para dejar EE.UU. por temor a enfrentar problemas migratorios. A mediados de este año, dos de sus amigos fueron deportados, “pese a tener la residencia. Nadie está seguro, por eso es mejor alejarse del control de Migración”.
Andrea Ledesma, de la organización privada 1800 Migrantes, confirmó que los compatriotas están atemorizados por las políticas migratorias de Trump. Ella aseguró que incluso en EE.UU. ya no hacen reuniones familiares en espacios públicos. “Tienen más cuidado y precaución, lo que frenó la decisión de retornar al país en esta temporada”.
Luisa Lima, de 67 años y su hija Susana Pogllio, de 48, llegaron hace 15 días para participar como priostes en la fiesta del Señor de Girón, en el cantón azuayo del mismo nombre.
30 emigrantes llegaron desde EE.UU. para participar en la fiesta del Señor de Girón. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Según Lima, siempre será una alegría pasar esta época con sus familias, pero tiene miedo cuando debe pasar por el control migratorio.
El aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil es otro punto de encuentro para quienes deciden volver momentáneamente. Llegan ecuatorianos residentes –principalmente- en España y EE.UU.
El viernes pasado, los emigrantes fueron recibidos con rosas, globos y carteles de bienvenida. Uno de ellos fue Will Orozco, de 34 años. Este orense llegó desde Valencia, ciudad española en la que habita desde hace 17 años.
Según él, no volvía al país desde hace tres años, antes venía más seguido. “La situación laboral está difícil, hay que pensar dos veces en regresar. Ahora toca disfrutar de la familia hasta el 6 de enero que me regreso a España”.
Otra viajera es Janeth Posligua, quien vive en Madrid. Llegó junto con su esposo español y permanecerán en Santo Domingo. Ella reconoció que es complicado volver por los gastos, por eso no venía desde hace cuatro años.
SDLqAntes había más trabajo y era más fácil conseguir dinero. Ahora no se puede dar el lujo de perder empleo”, dijo Posligua. En cambio, Walter Argudo llegó desde Nueva York. Hace 25 años no pisaba Ecuador por la situación migratoria. “Estoy feliz, me quedo hasta Navidad, tengo muchas ganas de disfrutar a mi familia”.
En cambio, Margarita González, de 72 años, contó que solo tres de sus seis hijos tienen residencia estadounidense. Ellos solían venir al país cada diciembre, pero no lo han hecho, en los últimos dos años.
Más bien aseguró que en su pueblo Pindilig, en Azogues, se ha dado un efecto contrario: los adultos mayores y los jubilados viajan a Estados Unidos.
“Nuestros nietos ya crecieron, nuestros hijos tienen otras prioridades, gastan más dinero en sus familias, ya no les da para visitar Ecuador. Es más conveniente que nosotros vayamos y así abrazamos a todos. Desde hace dos años se nos facilitó la obtención de visas”.
Con ella coincidió Pablo García. Este guayaquileño indicó que su madre perdió su empleo en Nueva Jersey el año anterior y le tomó casi tres meses conseguir otro. Por eso no vendrá esta ocasión.
En Riobamba, la situación es similar. Pedro Cabrera llegará al país el próximo viernes tras 10 años de permanecer en EE.UU. Este año consiguió la residencia. “La situación en Estados Unidos es más difícil para los migrantes. Casi nadie se arriesga a viajar porque las políticas migratorias son más duras y corren el riesgo de no volver”, contó Cabrera.
Este migrante se reencontrará con su hija y sus padres. “Viajar en diciembre es más costoso. Tuve que ahorrar todo el año, pero vale la pena”.
Para los migrantes ecuatorianos que residen en España, retornar a Ecuador por las festividades navideñas es más sencillo. Juan José López fue nombrado prioste en las festividades de Pungalá (Chimborazo), por lo que no dudó en adquirir un boleto. Él arribó a Ecuador el lunes pasado.
“Estoy emocionado y nervioso porque no he podido venir en cuatro años. En España se sintió muy fuerte la crisis económica y me resultaba imposible adquirir un boleto. Este año conseguí un buen trabajo y eso me ayudó a volver”.
En contexto
Navidad y Año Nuevo son las épocas cuando más emigrantes visitan Ecuador. En esta ocasión, en los aeropuertos nacionales no se evidencia un alto número de familiares esperando a sus parientes que arriban desde Estados Unidos y desde Europa.