Mentir sobre la edad puede ocasionarle muchos problemas

Es una de las mentiras más frecuentes del diario vivir. Y aunque tanto hombres como mujeres la utilizan a menudo, al parecer son las féminas las que más frecuentemente recurren a ella cuando se trata de la edad.

En otras palabras, que mentir sobre la verdadera edad es más común de lo que muchos piensan. Por ejemplo, se estima que en una de cada cuatro veces que alguien dice su edad, está mintiendo.

De la misma forma, se estima que cuando este modelo se traslada al ámbito laboral, con demasiada frecuencia es el aspecto físico y no los méritos del trabajador lo que cuenta para muchos empleadores.

Es un tema que ha sido investigado extensamente, dice el psicólogo clínico Alfonso Martínez Taboas, catedrático auxiliar de la Universidad Carlos Albizu. “Hay un libro, The Beauty Bias, de la abogada Deborah L. Rhode, donde dice que hay unos esterotipos sociales sobre la edad y la belleza. Y, por ejemplo, en un resumé, se relaciona a los más jóvenes con dinamismo, energía y sexualidad”, expone Martínez.

De hecho, dice que se han hecho estudios en los que se presentan resumés de mujeres jóvenes y de otras de 50 años o más. Y, generalmente, siempre se escoge a la de menor edad. También se ha encontrado que, en entrevistas de trabajo, al momento de decir la edad, muchas personas -especialmente mujeres- tienden a quitársela. “Las mujeres son más sensitivas. Es que vivimos en una sociedad donde se glorifica la juventud; es sinónimo de mejor salud y también se tiene la percepción de que se puede contar con esa persona”, sostiene el catedrático, quien cree que el auge de las cirugías estéticas está muy relacionado a esa situación.

“Tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos este tipo de operaciones ha aumentado dramáticamente en los últimos años. La gente quiere alterar su apariencia para verse más joven”, afirma. Precisamente, la escritora y feminista norteamericana Carolyn G. Heilbrun dice que las mujeres de cierta edad son invisibles a la mirada del hombre. Una realidad social que, posiblemente, es universal, a juicio de Martínez.

Sin embargo, Heilbrun escribió un relato sobre su vida a partir de los sesenta años, donde argumentó que el envejecimiento debía ser visto por las mujeres más como una ganancia que como una pérdida. La autora también considera que hacerse pasar por joven es poco probable que proporcione significado y objetivos a las mujeres en la segunda etapa de la vida, significado y objetivos que son clave para el sentimiento de satisfacción vital.

“Hay una tendencia bastante extendida que el hombre siempre busca mujeres más jóvenes; y las mujeres saben eso, que si se quitan la edad y se ven más jóvenes, van a tener más posibilidad de éxito”, expone Martínez, mientras destaca que en algunas circunstancias más raras, la vejez es sinónimo de sabiduría. Se refiere a que, en áreas como la ciencias, los científicos de mayor edad tienen más renombre y son admirados.

  • Estrategia social

Más allá de los riesgos que puede implicar mentir sobre la edad, de la percepción de que es sinónimo de baja autoestima o de que no es una persona confiable, tener esta conducta puede ser parte de una estrategia social para aprovechar algunas ventajas, opina Martínez.

“Por eso es que mucha gente se quita la edad para aparentar estar más atractivo y ser parte del grupo que disfruta de esas ventajas. La realidad es que en esta época, estar joven es una ventaja en todos los sentidos”, agrega el psicólogo, aunque está de acuerdo que también hay consecuencias negativas cuando se miente sobre la edad. Una de ellas es que si lo haces para conseguir un empleo, eventualmente el patrono va saber la verdad y eso te va restar credibilidad, además de que pueden prescindir de tus servicios.

“También puedes perder la confianza, te pueden ver como un mentiroso o mentirosa; va a haber cierta desconfianza social”, advierte Martínez.

La doctora en consejería profesional Monsita Nazario Lugo, del Centro Calidad de Vida, añade varias más. Entre ellas, perder tiempo valioso y vivencias de etapas de vida insustituibles por querer vivir a destiempo. Además de asumir retos para los que no se está preparado.

“Aquí me refiero tanto al que se pone como al que se quita edad. Una persona de 16 años que miente y se añade años para lograr entrar a un lugar, a un trabajo o a una relación de pareja, con mucha probabilidad no esté preparado para llevar a cabo una función que exige una mayor experiencia que a su corta edad no tiene. Una persona que se quite años para lograr cualquiera de la anteriores probablemente no tenga otros atributos que da la juventud para cumplir con otras expectativas. Por eso se vive el momento que te toca”, señala Nazario, mientras destaca que las relaciones humanas que se crean en este contexto tienden a ser inestables y falsas porque se está ocupando un lugar en un tiempo equivocado.

La consejera también añade que hay consecuencias legales. Por ejemplo, dice que si estás con alguien que te mintió sobre la edad y resulta ser menor de edad puedes ser acusado por perversión de menores o ser descrito como depredador sexual. Algo que, según dice, aplica tanto a hombres como a mujeres.

A lo que también se añade, agrega Nazario, que si tienes hijos, les estás dando un mal modelaje y, con mucha probabilidad, seguirán tu ejemplo.

Pero también se debe tener en cuenta, enfatiza la consejera, es que en algún momento la verdad saldrá a relucir. Más que nada, porque decir una mentira te lleva a cambiar constantemente de acuerdo a la circunstancia y muchas veces a inventar otras mentiras que vayan a tono con la primera que dijiste.

“En el caso de la edad, cuando se te pide un certificado de nacimiento o tienes que hacer gestiones legales donde necesitas decir la verdad, te confundes y llega el momento que no sabes qué contestar y puedes ser víctima de tu propia mentira”, opina Nazario, quien cree que la conducta que lleva a mentir puede estar relacionada a problemas de autoestima que llevan a la persona a ser insegura “y por ende, los hace vulnerables a las presiones sociales que se derivan de la imagen negativa del envejecimiento”.

“Esta actitud se debe a lo que la sociedad ha determinado que es la belleza, los estándares económicos de productividad, que a su vez son enfatizados por los medios de comunicación. Y. cuando no hay una autoestima saludable, la opinión de los demás, lo que dicta la moda, entre otras muchas razones, te llevan a ceder y en este caso a mentir en temas como la edad”, expone la consejera.

En cambio, pone el ejemplo de las sociedades orientales donde los viejos son vistos como gente sabia que tiene mucho que aportar. “Distinto a muchas de las culturas occidentales que ven la vejez como una etapa de dependencia, enfermedad, incapacidad y depresión, que en inglés según Scheidt, Humphersynd y Yorgason, 1999 se conocen como las 4 D’s (“depending, disease, disability and depression”)”.

Otras razones que pueden llevar a la persona a mentir sobre su edad, según Nazario, es el miedo a no ser aceptado o personas que buscan a alguien con una edad diferente, ya sea para fines trabajo o una relación de pareja.

“También tiene que ver con la propaganda que le hacen a las cirugías plásticas (sin contar con las que no quedan bien y le trastocan la vida), a las cremas y productos milagrosos para evitar envejecer. La gente gasta lo que no tiene y luego se sienten presionados a decir una edad que no es la que tienen para justificar todo lo que han gastado”, sostiene la consejera.

Por eso no es extraño, coincide el psicólogo Martínez, que se gasten miles de dólares en cambios de imagen y cirugía para vivir a tono con una sociedad donde se le rinde culto a la belleza y a la juventud.

  • Disfrutar cada etapa

A juicio de Nazario, la gente tiene que cuidar y proteger su autoestima para poder disfrutar de cada etapa de vida de la mejor manera.

“Si solicitas un trabajo y no te lo dan porque estás muy viejo o si te cierran puertas porque no eres más joven, tienes que continuar, buscar otras alternativas que te permitan reinventarte, pero no debería estar mentir sobre tu edad. No es una solución ni digna ni productiva”, enfatiza la consejera, quien cree que la mentira no es ni será nunca una decisión inteligente, ni justifica ninguna acción por mejor que parezca.

Según dice, esto lleva a vivir una doble vida y tarde o temprano le va a quitar la paz a la persona. De hecho, cree que es momento de cambiar el panorama para que las próximas generaciones tengan una base y un modelaje diferente.

“Si comenzamos a educar y a cambiar los constructos sociales equivocados que existen sobre la vejez, podremos lograr cambios significativos. Si comenzamos a enfocarnos en el envejecimiento exitoso planteado por Baltes y Baltes (1993) como un proceso adaptativo que se da a lo largo de la vida y que visualiza al viejo y su vejez como una oportunidad y no como una crisis, los escenarios podrían cambiar”, explica Nazario.

No obstante, dice que es consciente de que para lograrlo se necesitan esfuerzos a todos los niveles. Lo que llevaría a “sacrificar ganancias para las compañías que utilizan el miedo a la vejez como un anzuelo para lograr atraer personas a interesarse por sus productos”.

Por eso cree que la pregunta que se debería hacer es ¿hasta dónde y quienes estarán dispuestos a colaborar en cambios a gran escala que conllevan el desaprender tantas falacias para aprender realidades?. “Cada etapa de vida tiene sus objetivos, sus ventajas, también sus desventajas, pero el que tiene una autoestima saludable enfrenta cada reto y vive su vida sin saltar ninguna etapa. El que tiene problemas de autoestima que le llevan a considerar en este caso mentir sobre la edad, que busque ayuda”, recomienda la consejera.

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