Menos pinchazos para los diabéticos

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Quienes tienen diabetes deben controlar su nivel de glucosa. Lo hacen todo el tiempo extrayendo pequeñas cantidades de sangre a través de dispositivos con agujas.

Investigadores ecuatorianos desarrollaron un instrumento para medir el azúcar de la sangre sin pinchazos. La herramienta lo hace en seis segundos, utilizando la irradiación de luz infrarroja.

La idea surgió de un proyecto de tres estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), encabezados por Jorge Luis Vega. Él, Kerly Bedón y María Fernanda Trujillo presentaron el trabajo a instancias de su profesor Eduardo Ávalos. El catedrático recuerda que le mostraron una cajita de cartón que hicieron funcionar artesanalmente.

Ávalos le contó de la iniciativa a Vanderlei Bagnato, un colega suyo que trabaja en el Centro de Fotónica y Óptica Básica Aplicada de la Universidad de São Paulo, Brasil. Este le dijo que le parecía un riesgo interesante que valía la pena desarrollar. La idea de los estudiantes fue apoyada y direccionada.

Vega es ahora ingeniero en Electrónica y Control, Bedón desarrolla su tesis con la segunda fase del sistema como eje y Trujillo tiene una maestría en Biomedicina.

El glucómetro desarrollado está terminado. Los estudios y calibraciones se hicieron con una fundación médica y con el Hospital Docente de Calderón en Quito. Participaron endocrinólogos, principalmente.

Vega explica que el sistema se creó para evitar los molestos y dolorosos episodios con los equipos intrusivos para medir la glucosa. Además, aunque sean mínimamente invasivos, generan riesgo de infecciones al paciente.

En el aparato, dos diodos irradian luz infrarroja que se aplica al dedo índice con una longitud de onda de 940 y 830 nanómetros. La glucosa presente en la sangre absorbe parte de esa luz emitida por los dos LED del dispositivo.

Los haces luminosos restantes -no absorbidos por el azúcar sanguínea- regresan a la herramienta y son detectados por un fotodiodo.

Ávalos explica que la luz irradiada es inofensiva ya que se utiliza por un corto lapso de tiempo. Recuerda que la luz solar alcanza estos niveles y el ser humano la absorbe de forma constante sin problema para su salud.

A mayor cantidad de glucosa en la sangre, más será la luz infrarroja absorbida por esta. Por tanto, menor luminosidad regresará al dispositivo en el instante de la medición.

Esta información es incluida en un modelo matemático y procesada por un software. De esta forma, se puede conocer la concentración de la glucosa que absorbió los haces luminosos infrarrojos.

El sistema tiene incorporados modelos de estimación que fueron entrenados con una base de datos de niveles sanguíneos glucosilados como referencia. Además, se va almacenando la información del nivel de azúcar de los usuarios. Gracias a eso, se amplía la base que permite establecer cuál es la perturbación de este elemento en una persona.

El sistema tiene, asimismo, funciones adicionales como un historial en el que se pueden ver las cinco últimas mediciones realizadas y un mecanismo de calibración.

El dispositivo se trabajó bajo la coordinación del Área de Instrumentación de la EPN. Los pasantes y los estudiantes también fueron claves en el desarrollo del proyecto.

El glucómetro costó apenas USD 100 a sus desarrolladores. Ávalos calcula que perfeccionarlo con más LED costaría USD 1 400. Esto porque los implementos importados, si bien indispensables, son baratos. Recuerda que en todo equipo lo caro es la tecnología desarrollada. En este caso, se la hizo en el país, por científicos como Jorge Luis Vega.

El sistema contiene un hardware y un software. Vega diseñó los circuitos y sistemas internos. Su implementación también fue local, como el software. Además, el diseño, la elaboración con impresión 3D y el ensamblaje externo fueron nacionales. Solo los emisores de luz infrarroja se trajeron de Estados Unidos. En el momento, ya hay varias empresas interesadas en el artefacto diseñado en la Politécnica Nacional.