Con tres medidas se busca reducir el desperdicio de alimentos en Quito

Los voluntarios acuden cada sábado al mercado mayorista en el sur de Quito Foto: Diego Pallero/El Comercio

Los voluntarios acuden cada sábado al mercado mayorista en el sur de Quito Foto: Diego Pallero/El Comercio

Los voluntarios acuden cada sábado al mercado mayorista en el sur de Quito para rescatar productos en buen estado y evitar su desperdicio. Foto: Diego Pallero/El Comercio

Aunque podrían servir como alimento, frutas y verduras que no cumplen con el tamaño, forma y color deseados por los consumidores son enviados a la basura. Lo mismo ocurre con productos que están cercanos a la fecha de caducidad o con aquellos que solo tienen alguna imperfección en su empaque. Para evitar su desperdicio, en Quito existen voluntarios que trabajan con empresas, mercados y hogares para rescatar esta comida.

Santiago Rosero es parte de este movimiento. A través del proyecto Idónea, una vez al mes recolectan productos de los mercados y con estos preparan dos cenas. La primera se realiza un sábado de cada mes, es abierta al público y se pide un aporte voluntario. La segunda se realiza al día siguiente y es dirigida a personas en situación de vulnerabilidad. Para estas, se elige un restaurante diferente cada mes. El objetivo es que los chefs también se involucren .

La idea surgió cuando Rosero vivía en Francia. Allí comprendió el impacto del desperdicio de comida, ya que trabajaba en un restaurante que realizaba esta práctica.

Se estima que en Quito se desechan unas 100 toneladas de alimento al día. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

En el 2015 conoció a Estefanía Gómez, quien trabajaba en una iniciativa similar en Holanda. Dos años después, finalmente decidieron instalar el proyecto el año pasado en el país. Además del impacto, dice Rosero, la idea es evidenciar el problema y demostrar las potencialidades de esta comida.

En un inicio, los voluntarios de Food Sharing Quito también se unieron a este proyecto para juntar esfuerzos. Food Sharing es una iniciativa internacional que promueve “salvar la comida” a través de cooperaciones con diferentes tiendas, restaurantes y mercados que les entregan los alimentos que no van a utilizar.

Los productos descartados también son recibidos, limpiados, clasificados, almacenados y reempaquetados en las bodegas del Banco de Alimentos de Quito. Betty Chiquito, voluntaria de esta iniciativa, explica que apenas llega la fruta, se apresuran por convertirla en pulpa para evitar que se dañe.

Esta iniciativa funciona desde hace 16 años en la ciudad y los productos son canalizados a más de 70 agencias beneficiarias. A través del proyecto Idónea, la comida llega directamente a alrededor de 100 personas en las cenas cada mes.

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