Médicos proponen uso de arsénico como terapia para cáncer de mama

Hallazgo hecho en Antofagasta y estudios de laboratorio demuestran que este compuesto elimina células cancerosas de mama.

Tras la idea hay un dato que por años estuvo frente a sus ojos, pero que pasó inadvertido. Entre 1958 y 1970 el agua potable de Antofagasta tuvo niveles de arsénico 80 veces superiores al máximo recomendado. Como consecuencia, los investigadores de la PUC han descrito que la mortalidad por cáncer de pulmón, vejiga, riñón y piel en la ciudad llegó a triplicar la de otras regiones del país.

Sin embargo, lo que no habían detectado es que en ese período la mortalidad por cáncer de mama en la ciudad cayó abruptamente, llegando a una tasa equivalente a la mitad de la registrada en Valparaíso, ciudad no expuesta al arsénico.

Pero luego de que en 1970 el arsénico empezara a ser removido del agua, la mortalidad comenzó a aumentar rápidamente, recuperando los niveles previos a la alta exposición.

"Este impacto tan inmediato nos hizo pensar que probablemente el arsénico actuó no en forma preventiva, sino eliminando células de cáncer de mama en pacientes que tenían este tumor. Esto habría hecho que se salvaran, reduciendo así la mortalidad", explica la doctora Catterina Ferreccio, investigadora del Dpto. de Salud Pública de la PUC y autora principal del estudio, que se publica en la nueva revista EBioMedicine.

Estudios en China

El uso de arsénico se conoce en oncología. El trióxido de este compuesto se indica en forma inyectable para tratar la leucemia promielocítica aguda. Pero solo había algunos estudios in vitro, hechos en China, que también mostraban efectos sobre células de cáncer de mama.

Expertos del Instituto del Cáncer de la U. de Stanford los replicaron usando células de los tres principales tipos de este cáncer. Al exponerlas a niveles de arsénico equivalentes a los que se bebía en Antofagasta, observaron que gran parte de ellas murió en menos de 72 horas, mientras que células de mama sanas resistieron mucho más.

A partir de esta evidencia, los autores proponen realizar ensayos clínicos para evaluar el uso de arsénico en el tratamiento de cáncer de mama avanzado. En el estudio las pacientes beberían agua con arsénico en concentraciones similares a las que se tomaban en Antofagasta entre 1958-70.

Al ser un tratamiento acotado en el tiempo, se reduce el riesgo de efectos secundarios importantes, dice Ferreccio.

"Es un estudio muy interesante y con sustento, por lo que en la comunidad de oncólogos que trabajamos cáncer de mama ensayar el uso de arsénico es una idea válida y merece ser estudiada", señala el doctor Roberto Torres, oncólogo médico del Instituto Nacional del Cáncer.

Si los resultados son favorables, al arsenal terapéutico contra el cáncer de mama se sumaría un compuesto que, además, sería de bajísimo costo, concluye la doctora Ferreccio. 

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