“El enigma de la pintura puede resolverse mediante un simple diagnóstico médico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo”, dijo el experto sobre la obra más famosa de Leonardo Da Vinci. Foto: Pixabay.
La sonrisa de Lisa Gherardini guarda un enigma que, por más de 500 años, no ha podido resolverse. Según varios historiadores, que en el 2018 continúan el debate del origen de la pintura, Leonardo da Vinci la retrató por un encargo del esposo de la famosa mujer.
Francisco de Gioconda, esposo de Lisa, habría pedido el cuadro, pero una vez que Da Vinci culminó la obra, jamás se despegó de ella: la Mona Lisa. Su rostro le ha dado la vuelta al mundo y su expresión, que cambia de humor según se mire, hipnotiza aún después de medio siglo. ¿Qué esconde su misterio?
Según la perspectiva clínica del médico Mandeep R. Mehra, miembro activo del Departamento Cardiovascular del Brigham and Women’s Hospital de Boston, de Massachusetts (EE.UU.), el secreto de la Mona Lisa o La Gioconda, como también se la conoce, esconde una enfermedad hormonal: el hipotiroidismo.
En una carta que envió al editor del Proceedings Journal y publicada en el portal de la Clínica Mayo, el experto sostiene que el aspecto de la mujer evidencia que su rostro y manos estaban inflamadas, su piel amarillenta, cabello delgado y la ausencia de población de cejas son síntomas comunes que se desarrollan cuando se padece esa enfermedad, común en la época del Renacimiento. En ese entonces, dice el especialista, la dieta alimenticia de la sociedad italiana carecía de yodo.
“El enigma puede resolverse mediante un simple diagnóstico médico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo. En muchos sentidos, es el atractivo de las imperfecciones que provoca la enfermedad lo que le da a esta obra maestra su misteriosa realidad y encanto”, considera el galeno.
Para Mehra, la misteriosa sonrisa de la mujer “puede deberse al trastorno facial del nervio, la llamada ‘Parálisis de Bell’, que causa debilidad en los músculos de la cara”.
Aunque se ha considerado que la Mona Lisa pudo haber padecido enfermedades relacionadas con el corazón, Mehra las descarta basándose en la longevidad que evidencia la protagonista del cuadro.
“El hipotiroidismo clínico es el diagnóstico más probable, pues vivió hasta los 63 años. Si hubiese sufrido una patología cardíaca, no era posible que viviera hasta una edad tan avanzada, tomando en cuenta que los tratamientos en el siglo XVI eran escasos”, concluyó el experto.