Mateo Kingman, el músico que se conecta con la naturaleza presenta su nuevo disco en el Teatro Sucre

El músico ecuatoriano Mateo Kingman presentará 'Astro', su nueva placa musical, el sábado 18 de enero del 2020 en el Teatro Nacional Sucre. Foto: Archivo/ EL COMERCIO

El músico ecuatoriano Mateo Kingman presentará 'Astro', su nueva placa musical, el sábado 18 de enero del 2020 en el Teatro Nacional Sucre. Foto: Archivo/ EL COMERCIO

El músico ecuatoriano Mateo Kingman presentará 'Astro', su nueva placa musical, el sábado 18 de enero del 2020 en el Teatro Nacional Sucre. Foto: Archivo/ EL COMERCIO

‘Astro’, el segundo disco de estudio de Mateo Kingman, es una rara avis del cancionero nacional. El álbum está compuesto por 11 temas que si se escuchan en orden cronológico, del primero al último, desvelan una historia, un viaje lleno de búsquedas entre el mundo terrenal y el mundo cósmico.

Contar una historia o una experiencia personal a través de un disco no es solo inusual en el país, sino también a escala global.

Ir contra corriente

La mayoría de cantantes ahora se dedican a la producción de sencillos. Kingman, en cambio, ha optado por un disco que le ha merecido el reconocimiento de la crítica musical internacional, la invitación para participar en el Lollapallooza de Chile, que se celebrará en marzo próximo, y su primer concierto en el Teatro Sucre, un escenario icónico para los artistas ecuatorianos.

Astro’ es un disco en el que Kingman experimenta con nuevos sonidos entre ellos los del trap, el reguetón y la canción latinoamericana que mezcla con beats y sintetizadores que hacen alusión a los sonidos de la naturaleza. Atrás quedaron los sonidos pop de 'Respira', el disco que lanzó en el 2016.

Una canción que ejemplifica la mezcla de estos sonidos es Religar, la canción 9 del álbum, que fue el primer sencillo promocional. La producción, que llegó acompañada de un video dirigido por la cineasta Ana Cristina Barragán, habla de esa posibilidad de un nuevo comienzo, del regreso al mundo terrenal después de un viaje por el mundo cósmico.

A Umbral, Lúmina, IO, Emesis, Puerta de Sal, Tejidos, Uno, Lucero y Astro se suma Último Aliento, un tema que canta junto al músico argentino Gustavo Santaolalla, ganador de dos premios Oscar, y en el que condensa de manera sonora las experiencias que ha tenido cuando ha tomado plantas como la ayahuasca.

Video: YouTube, cuenta: AYA Records

El camino de la serpiente

Es martes de sol radioactivo en Quito, a cinco días del concierto que dará en el Teatro Nacional Sucre (sábado 18 de enero del 2020). Kingman está sentado en uno de los sillones de sala del departamento en el que vive, ubicado en Guápulo. A sus espaldas, en punto distante que señala con la mano, está Yaruquí, la parroquia rural de Quito donde vivió los primeros años de su infancia.

No es una casualidad o una estrategia de marketing que sus canciones estén pobladas de sonidos de la naturaleza y de alusiones a la importancia de conectarse con la tierra. Cuando era pequeño vivió con su hermano y sus padres en una casa de León Dormido, un cerro ubicado a más de 3 mil metros de altura.

Son mediados de los 90, Mateo vive con Santiago y Patricia, sus padres y Martín, uno de sus hermanos. En medio del páramo aprende a moverse entre quebradas, se dedica a comer manzanas y ordeñar a las vacas. Todo el tiempo sube cuestas y se apaña con el frío. “Creo que es la primera vez que lo digo -cuenta- pero no fue hasta hace poco que me di cuenta que esas tierras para mí significan mucho”.

De Yaruquí pasó a vivir a Macas, en la Amazonía ecuatoriana, allí estuvo hasta los 21 años. Durante ese tiempo su conexión con la naturaleza se estrechó, sobre todo, su relación con las plantas y los animales, uno de los que más nombra en Astro es la serpiente, un animal que para él representa cambio de piel, un portal hacia nuevas dimensiones y el infinito. “Conocí el mundo del curanderismo a través de mi mamá. Para mí tomar plantas no es solo una experiencia sino un proceso, es como un trabajo de vida”.

Video: YouTube, cuenta: AYA Records

El camino de la música

“Más que curar la música tiene unos dotes de acompañamiento y los acompañamientos son claves en la vida”. Con esta afirmación zanja cualquier duda alguien pueda tener sobre su pasión por el trabajo que realiza. Por estos días se ha dejado acompañar de músicos como James Blake, uno de los artistas que inspiraron Astro, el dúo ecuatoriano Benítez Valencia, la banda estadounidense The War on Drugs, la cantante venezolana Arca y Daniel Caesar.

Antes de Mateo Kingman existió Maki, el mote que utilizó en sus primeros años de carrera musical. Asegura que de ese personaje -así lo llama- no queda nada. “En un momento funcionó pero se volvió incómodo para mí porque fui descubriendo lo que no quería dentro de la música. Quería algo genuino y eso llegó cuando comencé a trabajar con Ivis Flies, que ha producido entre otros discos De Taitas y de Mamas.

En medio de esas búsquedas por lo genuino coincidió con Alejandro Mendoza, Renata Nieto, Sebastián Schmiedl, Jordan Naranjo y Juan Ernesto Guerrero, con quienes armó EVHA, un proyecto que le permite explorar con los ritmos tradicionales del país y con la música electrónica. “Hemos tenido un tiempo de para porque nos dimos cuenta que éramos buenos haciendo discos pero malos tocando en vivo. La buena noticia es que este año vamos a lanzar el nuevo disco”.

Para el concierto en el Teatro Sucre, donde tocará los temas del disco, de principio a fin, volverá sobre lo aprendido desde sus años en León Dormido. Más que un show concibe a esta presentación como un viaje sensorial. Una de las novedades será el uso de luces láser que fueron programados por un técnico noruego y la presencia de 60 esferas de luz. En los próximos meses este viaje sonoro se replicará en escenarios de Colombia, México, Uruguay y España.

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