La mashua desinflama la próstata

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Hace tres meses, Ramiro Andrade, de 41 años, sintió molestias en su próstata, que incluso le impedían orinar. Su médico le diagnosticó prostatitis, es decir una inflamación de la glándula prostática, cuyo tratamiento es a base de antibióticos, pero no sentía mejoría.Un vecino le recomendó tomar la mashua. Este es un tubérculo de sabor picante que se cultiva en las zonas andinas. Su aspecto es similar a la oca. Se siembra en diciembre, en enero y en m ayo.

Un poco escéptico, Andrade hizo la prueba, cocinó la mashua, la licuó y la bebió. “A las dos horas ya sentí alivio, fue asombroso”, dijo. Este brebaje lo bebió durante un mes y aseguró que ahora está mucho mejor.

Sus exámenes médicos así lo corroboran; cuando enfermó, su próstata pesaba 36 gramos, ahora bajó a 20. “Mi médico también se sorprendió por los buenos resultados”, dijo Andrade.

Este efecto de la mashua sobre la próstata se debe a la sustancia conocida como isotiocianato que contiene este alimento.

Según Elena Villacrés, directora del Departamento de Nutrición del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), este compuesto inhibe el crecimiento de las células inflamadas. Además atrapa a los radicales libres, sustancias que se acumulan por el estrés, las grasas, la contaminación, etc.Los radicales libres son los causantes del envejecimiento celular y de la formación de las células cancerígenas.

El isotiocianato también es un precursor de aceites esenciales que interrumpen el crecimiento de tumores en el cuerpo, explicó Villacrés. Gabriela Loza, nutricionista del centro Nutri Stetic, agregó que la mashua tiene la propiedad de ser un antioxidante que previene el envejecimiento celular, pues uno de sus componentes es la vitamina E.La vitamina D, en cambio, sirve para la absorción del calcio y del complejo B, que ayuda en el metabolismo del organismo.

La mashua también es fuente de carbohidratos complejos que dan energía al cuerpo. Otra de sus cualidades curativas es que actúa como diurético. Loza explicó que las culturas andinas lo usaban como remedio para limpiar las vías urinarias y el riñón.

El médico naturista Fabián Vargas explicó que esta propiedad hace que los riñones funcionen de mejor manera, porque produce mayor acidez en la orina y como consecuencia las personas orinan constantemente durante el día y eliminan las toxinas del organismo.

Entre las formas de preparación están: purés, budín, coladas, licuados y sopas.Si se ingiere con fines medicinales es aconsejable hacerlo en infusiones. Los tres especialistas coinciden en que pese a sus propiedades curativas se debe moderar el consumo. Por ser diurético puede ocasionar deshidratación y por esta causa se aconseja no incluir en la dieta de los niños. Vargas enfatizó que a los pacientes que padecen de hipotiroidismo y de bocio les puede complicar estas enfermedades porque no tiene yodo.

Si se consume por tratamiento medicinal se recomienda comerla diariamente hasta por 15 días, luego dejar pasar una semana y empezar otra vez el tratamiento. Si es por alimento entre dos y tres veces a la semana.

La dosis no debe sobrepasar de un vaso si se toma en coladas o infusiones y de media taza en el caso de las preparaciones caseras.

En el momento de comprar el tubérculo, Ramiro Andrade ya sabe que debe fijarse que esté fresco, que su color esté amarillento, rojizo o morado y que no tenga manchas negras en la superficie, porque son signos de descomposición.

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