Los propietarios no deben trasladar sus costumbres sedentarias a sus mascotas. Mantenerlas bien hidratados también es muy importante. Foto: Archivos/ EL COMERCIO
Cuando el husky siberiano de Patricia Andino tenía 3 meses era un poco más gordo y pesado que los demás perros de su especie. Ella creyó que era por el alimento que le daba; no obstante, con una visita al veterinario descubrió que su mascota tenía un problema de sedentarismo.
Andino trabajaba casi todo el día, lo que le impedía sacar a pasear a su perro, sin tomar en cuenta los problemas que esto traería a su mascota en un futuro. Un fin de semana que visitó el parque, su husky no quería caminar ni correr ni jugar con otros perros. Solo deseaba sentarse y acostarse. Tras volver a casa acordó una cita con su veterinario.
Comenzar a realizar actividad física poco a poco, de 20 a 30 minutos diarios, fue el consejo que el médico le dio para que su mascota no avance más hacia el sedentarismo. Pero sobre todo, para que no desarrolle enfermedades metabólicas, hígado graso, diabetes, hipertensión, problemas cardíacos, problemas de articulaciones o ruptura de ligamentos, debido al sobrepeso y obesidad.
Para el Director de la Clínica Veterinaria Somalí, Juan Carlos Armas, la falta de actividad y movimiento se desarrolla mayormente en los perros que en los gatos, quienes en las noches por naturaleza, salen a explorar y a cazar-dice-; son nocturnos y más independientes.
Durante el día duermen. Esa es su jornada normal, sin embargo, los dueños de gatos deben adecuar un minigimnasio o una malla en un espacio de la casa, para que se entretenga y se mueva cuando lo desee.
Los perros desarrollan más fácilmente falta de actividad. Por eso hay que sacarlos a caminar 30 minutos al día. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
La alimentación es un punto clave para el tema del sedentarismo. El veterinario señala que los dueños del felino deben asegurarse que el plato esté lleno todo el tiempo, con el fin de que tenga reservas. “Cuando el animal esté castrado, el médico será el encargado de determinar tanto actividad física como alimentación”.
No sucede igual con los perros, a quienes se les deben servir raciones moderadas de su alimento y de agua, tres veces al día. Esto evitará la gula, el empacho y el sobrepeso.
Hay que tomar en cuenta la tabla de balanceado, es decir, mientras más proteína contenga el alimento, más corta debe ser la ración”. La actividad en los caninos depende mucho del ritmo de “vida moderna de su dueño, quien por lo general trabaja y no tiene tiempo para sacarlos a caminar o correr”.
Para estos casos, Armas comenta que existen opciones para que la mascota está activa en casa. Se debe aprovechar al máximo el tiempo libre y jugar con ellos, utilizando pelotas, huesos o barras, u otros implementos que el perro considere como juguetes.
Otro aspecto importante que se debe considerar en el momento de ejercitar a la mascota es su raza, por ejemplo un labrador o un golden retriever, por naturaleza, son atléticos y pueden correr sin parar por más de 60 minutos al día. Lo que no sucede con un bulldog que, por su peso y talla, no soportaría más de 30 minutos diario de ejercicio.
Las demás razas, ya sean pequeñas o grandes, se acoplan fácilmente al estilo de vida del propietario. Lo que el veterinario sugiere es empezar la actividad cuando son cachorros o desde que llegan a casa.
En el peor de los casos, cuando el perro ya presente síntomas o esté en proceso de obesidad o sobrepeso hay que acudir al veterinario, quien mediante un diagnóstico le recetará una alimentación baja en calorías, vitaminas, analgésicos si son necesarios y, conjuntamente con el propietario, programará actividades y salidas al aire libre para mejorar la calidad de vida de la
Estas salidas deben ser progresivas, ya que no se puede correr cuando la mascota no quiere ni caminar. Los paseos deben iniciarse con mínimo 10 minutos, durante una o dos semanas. Siempre se debe considerar la hidratación, es decir, llevar abundante agua y una bolsa para recoger los desechos sólidos, que por la actividad física aparecen.
Después de esto, y con el paso de al menos un mes, ya se pueden extender las salidas entre 20 y 30 minutos, siempre respetando el ritmo del perro. “Algunos se acoplarán más rápidos y otros tal vez no”.
El veterinario asegura que la mejor manera de evitar el sedentarismo en la mascota es entrenándola desde pequeña, acostumbrándola a la actividad física y al contacto con otros perros y no manteniéndolo encerrado en casa.