La agrupación Tierra Verde es una de las más representativas de la provincia de Esmeraldas. Edwing Encalada / EL COMERCIO.
Promocionar la cultura esmeraldeña a través de la marimba es lo que motivó a Ricardo Caicedo para fundar la agrupación Tierra Verde, hace 23 años. Su iniciativa hizo que sus dirigidos se presentaran en escenarios de Chile, Argentina y Perú, pero luego de la muerte de Caicedo, uno de sus pupilos, Manuel Mosquera Quintero, tomó la batuta para continuar con esta tradición.
Para Mosquera, la marimba no solo significa un instrumento musical, sino que es un concepto que engloba la poesía, la escritura, la gastronomía y la música de sus ancestros.
“Desde el 2 de diciembre del 2015, la Unesco declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a la marimba, cantos y danzas tradicionales de la provincia de Esmeraldas y de la región del Pacífico sur colombiano”, reconoce y añade que el ritmo proviene de África, porque existen síncopas africanas similares a las notas musicales de sus canciones.
Para él, la marimba también relata la libertad del negro esmeraldeño y su alegría por llegar en esa condición a Sudamérica. “Nuestros ancestros siempre nos recalcaron que el primer grito de independencia no fue en Quito, sino en Esmeraldas, y por eso pedimos a los historiadores que se lo reconozca, porque de aquí incluso se aportó para la libertad de otros pueblos”, menciona.
No todas las marimbas son similares. Existe la tradicional y la cromática. En esta última, según ellos, se pueden tocar hasta boleros, ya que es una especie de piano, con sus teclas blancas y negras. “Este instrumento tiene la particularidad que logra meterse en los cuerpos. Es cuestión de escucharlo y empezar a sentir”.
Los integrantes de Tierra Verde practican en Isla Piedad, uno de los barrios marginales de la ciudad de Esmeraldas. Según Mosquera, esta actividad permite rescatar a los jóvenes del ocio para llevarlos a conocer otras ciudades a través de la cultura esmeraldeña. “Nos hemos presentado en casi todo el Ecuador. En Colombia, en cambio, estuvimos en Cali, Tumaco y Las Candelarias”.
En el repertorio de Tierra Verde se incluyen varios arrullos, desde los más pícaros hasta los más tiernos, con el fin de conquistar a una mujer.
Según Mosquera, estos también han evolucionado, ya que notaron cierta discriminación con algunos términos usados por sus antepasados.
“Ya no se usa ni el ‘ve’ ni el ‘oye’ de nuestros ancestros. Hemos analizado que tenía sus desventajas, por eso de preferencia, usamos un dialecto más común”.