La Artefactoría ganó el Mariano Aguilera a la Trayectoria 2017. Foto: Archivo EL COMERCIO
Las referencias bibliográficas sobre Mariano Aguilera son escasas. Se sabe que nació en Quito y que fue abogado y filántropo. Que entre 1869 y 1893 fue miembro del concejo cantonal de Quito, donde ocupó el cargo de presidente en varias ocasiones y que fue Jefe Político del Cantón Quito.
La razón por la que el Premio Nacional de Artes más importante del país lleva su nombre viene de su labor filantrópica. En 1917, el mismo año en el que estalló la Revolución Bolchevique, en el que Horacio Quiroga publicó ‘Cuentos de amor, de locura y de muerte’ y en el que Piet Mondrian abría el camino de la abstracción, Aguilera donó un inmueble ubicado en el centro de la ciudad, para que con el producto de su arrendamiento anual se entreguen tres premios para las mejores obras artísticas del año, así nació el Salón Mariano Aguilera.
Aguilera realiza la donación de este inmueble en un contexto local en el que artistas como Víctor Mideros -el primer ganador del salón-, Camilo Egas, Luis Veloz o José Moscoso, estaban en busca de nuevos caminos para consolidar la idea de nación, todos atravesados por la herencia de la pintura de la época colonial y por los movimientos artísticos que estaban apareciendo en Europa.
Uno de los artistas que tendió un puente entre las vanguardias europeas y los artistas locales, en los primeros años del siglo XX, fue el pintor francés Paúl Bar quien dio clases a la Escuela de Bellas Artes y sabía del trabajo de artistas como Picasso, Cézanne o Chagall.
Para la época en que la que Aguilera trabajaba como jurisconsulto ya se habían creado varias instituciones para la formación artística, espacios abiertos con el fin de terminar con la idea de que solo el genio podía hacer arte. Así aparecieron en 1852, la Escuela Democrática Miguel de Santiago y en 1872 la Escuela de Bellas Artes dirigida por Luis Cadena, que se refundó en 1904 y que con el tiempo se transformaría en la actual Facultad de Artes de la Universidad Central.
Desde su creación, hasta el 2010, el salón tuvo un carácter anual pero solo abrió sus puertas en 58 ocasiones. La mayoría de ganadores han sido artistas residentes en Quito. Hay cuatro guayaquileños: Araceli Gilbert, Mariela García, Mauricio Suárez Bango y Juan Pablo Toral; tres cuencanos: Luis Crespo Ordóñez, Jorge Chalco y Adrián Washco y dos chilenos asentados en el país: Claudio Arzani y Carlos Catasse.
Entre los ganadores del salón hay referentes de la pictórica ecuatoriana como Eduardo Kingman, en 1936, con ‘El Carbonero’; Oswaldo Guayasamín en 1942, con ‘Retrato de mi hermano’; Oswaldo Viteri en 1960, con ‘El hombre, la casa y la luna’; y Luigi Stornaiolo en 1989, con ‘Gavillas advenedizas haciendo tabla rasa’.
En el 2012 el Salón Mariano Aguilera se reestructuró en un premio nacional con dos modalidades.