Estas toldas se emplazan en Santa Marianita. Foto: Patricio Ramos/EL COMERCIO
Sus múltiples colores y sencillas estructuras de madera y hierro se conjugan con el azul profundo del cielo y el turquesa de las aguas del mar. Son las toldas y carpas que dan el toque decorativo a seis playas de Manta.
Ubicadas en línea recta sobre la arena, son de fácil montaje y desmontaje. Se arman como un rompecabezas de pocas piezas y son utilitarias, pues su sombra cobija a los bañistas cuando el sol pega con fuerza, comenta Fabián Lucas propietario de un conjunto de 15 toldas en la playa Santa Marianita, al suroeste de Manta.
La tela que se utiliza es impermeable; ello impide cuando llueve que el agua filtre. Su estructura de madera forma cubículos de 3 m². En su interior se ubican dos sillas playeras cuyos espaldares son a base de tela fosforescente.
En playa Santa Marianita el ingenio de los operadores turísticos les permitió fabricar toldas móviles de estructura metálica y lonas multicolores.
El turista puede mover la tolda de un lado a otro de la playa; así puede alejarse del agua cuando sube la marea.
También hay las toldas fijas. Su estructura es de caña guadúa y techo de cade (hoja de palma de tagua). Están ubicadas en la parte más alta de la playa, donde no llega al agua.
En la playa El Murciélago, zona urbana de Manta, la línea de toldas se dibuja en un kilómetro en la arena.
Los azules, amarillos, verdes, rojos y anaranjados de las toldas le da el toque multicolor a la arena.
Alejandro Arias, estudiante de arquitectura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, realiza un trabajo sobre los elementos decorativos de las playas de Manta.
Él destaca que las toldas, carpas y las estructuras de caña guadua son los aliados indispensables para los bañistas.
“Crear sombra bajo el sol y pintar la playa con las telas de colores es, sin duda, de un doble beneficio: contribuye al ornato y, además, permite que los usuarios un descanso total a pesar del más candente sol”.