Carrie Golledge compartió una publicación en su cuenta de Facebook en la que relata la triste historia de su hija sufriendo de ‘bullying’ en su escuela. Foto: Facebook / Carrie Golledge
La pequeña Sofía tiene solo seis años, pero sufre cuadros de ansiedad incluso más severos que los de un adulto. Hasta 20 vómitos cada hora, llantos “incesantes”, dolores estomacales, insomnio y fiebre son algunas de las catastróficas secuelas que le dejó el ‘bullying’ constante en su escuela.
Carrie Golledge, de Tiverton (Inglaterra), compartió en su cuenta de Facebook una desgarradora foto en la que se puede ver a la pequeña acostada en una cama de hospital, agotada, con un recipiente para vómitos al lado suyo.
“Esta es mi hija, quien ha dejado de comer, ha llorado hasta quedarse dormida, ha experimentado una ansiedad tan severa que tiene hasta 20 episodios por noche. Con ella hemos hecho incontables visitas al hospital. Ha sido regañada por ‘contar historias’ en la escuela. Ha recibido burlas por parte de los padres de los ‘bullies’ en redes sociales solo por tener un corazón tan puro”, escribió la mujer indignada en su cuenta de Facebook.
“Esta es mi hija, que cuando intentamos abordar este problema en su escuela, nos respondieron ‘son niños de seis años siendo niños de seis años’ (…) Por favor, ayúdennos a compartir su historia. Mostrémosle el apoyo que su escuela no fue capaz de darle”, concluyó Golledge en su escrito.
La madre contó al diario británico The Mirror que la situación de estrés fue tan grave para la niña, que los doctores en el hospital pensaron que podía tratarse de síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn o colitis.
Las autoridades de su colegio habían prometido lidiar con el tema del abuso para cuando la pequeña Sofía regresara a clases, de las vacaciones. Sin embargo, cuenta la mujer, “en un lapso de 24 horas de haber regresado a la escuela, estaba de vuelta en casa otra vez llorando, vomitando y tiritando”.
La situación se volvió tan dramática que los padres de la menor decidieron que la mejor opción sería cambiarla de plantel, junto a su hermano. Golledge dice que ahora su hija está mucho más feliz y que “en el momento en que la sacamos de esa escuela, su salud mejoró y volvió a tener su peso normal”.
“Es la primera vez, en casi un año, que ella llega a casa desde la escuela y nos cuenta sobre las cosas que hizo durante el día y los amigos con los que ha jugado”, aseguró la madre en la misma red social. Contó también que, desde su publicación, ha recibido cientos de mensajes de otros padres que le agradecieron por hacer visible el tema.