Un avance desarrollado por investigadores estadounidenses podría mejorar el funcionamiento de las bombillas incandescentes. Foto: MIT
Condenados a muerte por su baja eficiencia, los focos incandescentes podrían tener una segunda oportunidad.
Investigadores estadounidenses han encontrado la manera para mejorar la eficiencia de las bombillas incandescentes, al conseguir que el calor que emiten se convierta en luz.
Con los primeros prototipos han igualado en rendimiento a algunas lámparas LED. Pero con la nanotecnología los científicos están convencidos que superarán por mucho a las luminarias actuales. Sin embargo, esta nueva tecnología aún no se comercializa.
El estudio se basa en utilizar espejos de nanoingeniería para reciclar la energía del calor producida por los filamentos dentro del bombillo y convertirla en más luz visible. Así lo explica la revista Science.
“Este es un trabajo hermoso”, dice a la revista Shaw-Yu Lin, un ingeniero eléctrico y experto en óptica del Instituto de Troy, en Nueva York. Él y sus colegas afirman que todavía falta mucho para mejorar los espejos, los que ayudarían a que las bombillas sean más eficientes de lo que ha sido posible con la tecnología de hoy en día.
Esta nueva invención ayudaría a reducir el consumo energético y por lo tanto a disminuir las emisiones de dióxido de carbono que inciden en el cambio climático.
Las luces incandescentes han cambiado muy poco desde que Edison presentó su bombilla hace casi 140 años: la corriente eléctrica pasa por unos filamentos en curva hechos de tungsteno o wolframio.
La resistencia de los electrones que viajan a través del metal calientan a los filamentos hasta aproximadamente 2728 Cº. A esa temperatura los filamentos se encienden y emanan una luz amarilla y blanca.
A pesar de la calidez que trasmiten, el problema de esta tecnología es que consume demasiada energía para la poca luz que da: solo un 15% de la energía del calor es convertida en luz visible. El resto es transformado en infrarrojos y se pierde como calor.
Debido a su ineficiencia muchos países han prohibido su fabricación y venta y han impuesto una agenda de retirada. De acuerdo con un informe de Greenpeace, en Colombia no se comercializa ninguna incandescente desde hace 5 años.
Por su lado, los investigadores del Instituto de Tecnología Massachusetts (MIT) lograron aumentar la eficiencia de las lámparas incandescentes con la ayuda de un material llamado cristal fotónico, que se ubica aparte de los filamentos y dentro del bombillo.
Estos cristales actúan como filtros y espejos, permitiendo que la luz visible se trasmita y que la infrarroja se refleje. Es así como, utilizando menos electricidad, se genera más luz al reciclar la energía térmica.
Bombilla que recicla la radiación infrarroja. Imagen: EL COMERCIO