Consumidores han optado por comprar pan preelaborado que encuentran en los autoservicios ante la baja oferta. Foto: Archivo / El Comercio
El sector panificador se ve afectado por el estado de emergencia que atraviesa el país debido al covid-19. Sin embargo, tanto locales pequeños como grandes cadenas aplican nuevas estrategias para abastecer al mercado local.
“El 50% de los artesanos panificadores ecuatorianos se encuentran trabajando” indica Pedro Miranda, representante de la Federación Nacional de Panificadores del Ecuador.
El representante señala que dueños y dependientes se ven obligados también a cumplir con la cuarentena. “Atienden a medida de sus posibilidades, las panaderías artesanales de los distintos barrios abren desde las 06:00 hasta las 14:00. Los clientes deben hacer sus compras anticipadas o tienen que indicar qué productos necesitan para poder elaborarlos con tiempo y tenerlos listos”.
Los artesanos agremiados tienen materia prima como harina, aceite, leche y levadura en stock para 15 días más.
Elizabeth Campuzano, presidenta del Gremio de Panificadores de Pichincha explica que “el 60% de las pequeñas panaderías artesanales de Pichincha están abiertas, porque es el único medio de sustento de las familias. El porcentaje que resta han decidido cerrar, al igual que otros proveedores de productos de supermercados. Durante los primeros días no fueron válidos los salvoconductos de algunos trabajadores y surgieron problemas de multas, entonces prefirieron no abrir sus lugares de trabajo”, explica. También hay panificadores y dependientes que temen el contagio.
Esto puede representar fuertes pérdidas económicas. El sector panificador trabaja en ocasiones con cheques posfechados. Otros factor de preocupación según Campuzano es “que hay materia prima que no nos han entregado como quesos. Nos llegan insumos de harineras pero con dificultad”. Ciertas panaderías no tienen fundas para dar el pan tampoco cartones, grapas o etiquetas.
Guadalupe Chalacan, propietaria de Trigal, Pan y Pasteles, afirma que desde el miércoles pasado decidió cerrar su panadería “No vivo ahí y el panadero no puede llegar tan temprano, el tiempo de atención al público es muy corto. No se vende casi nada”.
Rafael Serrano, gerente de la Industria Harinera Santa Lucía, explica que dentro del sector harinero se dieron dos escenarios, hace dos semanas, cuando subió el contagio.
Las personas vaciaron los productos de percha y bodega de los supermercados. “Las cadenas de alimentos tuvieron una presión fuerte por parte de sus clientes y también fuimos presionados nosotros porque no fue normal la cantidad de pedidos. Tuvimos que trabajar en dos jornadas con gran esfuerzo, para poder abastecer a los ciudadanos. Pero no hemos tenido mayor problema en obtener la materia prima que es el trigo, que importamos de Canadá al puerto de Guayaquil”.
Si bien la demanda de pan en las ciudades se mantienen, los compradores tienen una restricción de oferta. No obstante, muchos consumidores están optando por comprar pan preelaborado en funda y cortado en las perchas de los supermercados.
Otras cadenas de panaderías han optado por vender pan congelado que luego se prepara en el horno ya que algunos clientes gustan de comer pan caliente en la noche que ya no se oferta por el toque de queda.