Los animalistas están inconformes con posibles cambios a ley LOBA

Los artículos incluidos en la ley LOBA se basan en consideraciones básicas de bienestar animal. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Los artículos incluidos en la ley LOBA se basan en consideraciones básicas de bienestar animal. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Los artículos incluidos en la ley LOBA se basan en consideraciones básicas de bienestar animal. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Ecuador es miembro de la Organización Mundial de Sanidad Animal. El 30 de octubre de 2014, el Colectivo LOBA presentó el proyecto de Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA) ante la Asamblea Nacional. Dicha norma, de ser aprobada tal como se la envió, considera a los animales sujetos de consideraciones básicas de bienestar.

En primera instancia, no debiera existir conflictos para aprobar una ley de esas características, acorde a la política del Buen Vivir consagrada en la Constitución de la República, documento que a su vez vela por los derechos de la naturaleza. Sin embargo, las alarmas de los colectivos animalistas se encendieron cuando el Consejo de la Administración Legislativa (CAL) dictaminó que se incluya a la norma dentro del Código Orgánico de Ambiente (COA) y se trate a través de la Comisión de Biodiversidad.

Pedro Bermeo, vocero del Colectivo, sostiene que no debiera ser ese el procedimiento ya que son legislaciones con diferencias técnicas de fondo. Por ejemplo, en el COA los animales pasan a ser recursos animales.

En esa misma línea, Natalia Parra, secretaria de la bancada animalista del Congreso de Colombia, explica, a partir de su experiencia, que al integrar ambos proyectos, LOBA perdería su esencia, a menos que sea un libro independiente que contenga los 70 artículos que se plantearon desde un principio.

Desde hace tres años, las agrupaciones animalistas de Ecuador esbozaron una serie de artículos en conjunto con veterinarios y abogados. A través de este cuerpo legal se plantean políticas públicas respecto a animales de compañía (mascotas), consumo, experimentación, entretenimiento, en cautiverio.

Por ejemplo, establece parámetros que evitan el sufrimiento de los animales de consumo tanto en su crianza, faena y sacrificio. En el caso de animales para experimentación pretende regular las prácticas. También se enfoca en los parámetros a seguir en los zoológicos para el cuidado de los individuos en cautiverio. En el caso de las plagas, propone soluciones “humanitarias” para su control.

“Lo que busca la LOBA es el Sumak Kawsay”, agrega Bermeo, quien cita un estudio reciente del FBI que concluye que los lugares en donde se erradica la violencia hacia los animales sucede lo mismo con las personas.

De acuerdo a la legisladora colombiana, la ley LOBA es una ley de mínimos, es decir, que no exagera en cuanto a exigencias. Toca temas de maltrato, prevención, manejo de fauna callejera, animales domésticos, zoofilia, educación.

¿Por qué los animalistas se niegan a que la norma integre el COA? Según sostienen, hay términos que se descartan. Por ejemplo, no incluiría los artículos que se refiere a los animales de entretenimiento, como peleas de gallos, de perros, corridas de toros, ni su presencia en espectáculos públicos como circos. El Código tampoco acogería lo relacionado a la esterilización definitiva de mascotas en puntos de venta.

Bermeo expone que actualmente hay una sobrepoblación de perros y gatos, para lo cual LOBA propone un censo. Solo en Quito habría cerca de 600 000 perros, 150 000 en las calles. El COA contemplaría la esterilización para refugios o espacios de acogida, mas no en ‘petshops’.

Otra negativa es la experimentación en fauna urbana y silvestre que, en palabras de Bermeo, supone un retroceso en materia animal. También les preocupa que en cuanto a la atribución de competencias, la entidad sancionatoria sería una agencia del Ministerio de Ambiente del Ecuador, y ya no los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

Frente a eso, el asambleísta Óscar Ledezma, vicepresidente de la Comisión de Biodiversidad, explica que todavía no existe un documento definitivo, pues todavía se trabaja en su desarrollo. Se espera que, en cuanto esté finalizado, el texto pase a primer debate para proceder con las respectivas tareas para darlo a conocer. 

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